Connect with us

Atlántica XXII

¿Dónde están los alumnos?

Afondando

¿Dónde están los alumnos?

Exterior del Campus de Mieres. Foto / Paco Paredes.

Exterior del Campus de Mieres. Foto / Paco Paredes.

Ésta es la pregunta que hizo una visitante china al campus de Barredo, Mieres, un mastodóntico complejo que supuso un coste de 133 millones de euros con cargo a los Fondos Mineros, con capacidad para 6.000 alumnos y que su pico más alto ha rondado los 1.500. Su objetivo de reactivar el valle del Caudal fue un fracaso y lo que consiguió fue disgregar a la Universidad de Oviedo, que ahora padece una gravísima crisis económica y no puede mantener su coste. Un despilfarro de la época de las “vacas gordas” que sigue siendo un pozo sin fondo.

Elena Plaza y Xuan Cándano.

Al igual que Castellón tiene un aeropuerto sin aviones, Asturias tiene una Universidad sin estudiantes. Una docena de años después de su apertura, los datos que aporta el campus de Mieres son tan impresionantes como el hormigón que recubre su espectacular edificio. Este curso tiene 1.138 alumnos, prácticamente la sexta parte de los que aspiraba a acoger. En su flamante residencia de 112 plazas se alojan 11 universitarios. La instalación que mejor acogida tiene es la cafetería, aunque por las tardes y los fines de semana quienes la llenan son mujeres de la tercera edad. A esta verdadera Universidad a orillas del Caudal, aunque dependa de la de Oviedo, muchos la llaman “el mausoleo” y la comparación no parece desacertada.

Y no es que este panorama deprima solo a los visitantes. Ramón Argüelles, que fue profesor asociado de Ingeniería Cartográfica y ahora es el responsable del almacén del material topográfico, no se anda por las ramas: “Veníamos de una escuela muy familiar, con estrecheces y falta de equipamientos. Había un proyecto para hacer un edificio anexo, pero nunca se llegó a realizar porque surgió el proyecto del campus. Y llegamos a este edificio donde si no quieres ver a nadie en una semana, no lo ves. Y los viernes por la tarde ya es algo tétrico. Aquí la realidad se mide en la ocupación del aparcamiento”.

Y en el vacío de los pasillos. Deambular por su laberíntico entramado recuerda, en cierta manera, a una película de terror. Una “obra faraónica” con una treintena de aulas, una biblioteca con una sala de lectura de dos plantas que ahora ocupa solo una por problemas de ruido provocados por cambios en el proyecto, una cafetería con un comedor auxiliar en la primera que nadie recuerda haber visto utilizar, una tercera planta que comienza a ser ocupada con despachos y laboratorios, baños equipados a todo lujo, muros de hormigón de medio metro de grosor y 17 ascensores…

Y aún así, señala Argüelles, “este edificio es pequeño por desaprovechamiento de espacios con tantos pasillos y patios interiores. Se cambió el diseño inicial. Hubo cambio de rector y con la llegada de Juan Vázquez se para el proyecto, o se ralentiza, y se hacen cambios sustanciales, lo que supone problemas. Una vez terminado hubo que hacer infinidad de obras: primero hacemos y después pensamos qué metemos dentro. Y la eficiencia energética es nula, sin segmentar por fases desde un principio: once años después acaban de poner los detectores de presencia en los pasillos”, dice mientras muestra en el termómetro digital de su despacho una temperatura mínima interior de 11º y una máxima de 35º. Solo la segunda fase del campus utiliza la geotermia del cercano Pozo Barredo.

Grandes espacios y apenas alumnos en el interior del Campus. Foto / Paco Paredes.

Grandes espacios y apenas alumnos en el interior del Campus. Foto / Paco Paredes.

“Es insostenible para todos”

Lo que había que meter dentro eran estudiantes y titulaciones, pero no acaban de llegar ni los unos ni las otras. Hugo Vinjoy, graduado en Geomática y que ahora realiza en Mieres su tesis doctoral, ha comprobado lo obvio. “El campus está sobredimensionado en relación a las necesidades. Las titulaciones no llegan a un cupo de alumnos, salvo Ingeniería Civil, que tiene buena aceptación”. Las que no tienen precisamente la demanda que se esperaba son las restantes: Ingeniería de Recursos Mineros y Energéticos, Ingeniería Geomática y Topografía e Ingeniería Forestal y del Medio Ambiente. También se ofertan los másteres de Soft Computing y Análisis Inteligente de Datos y el de Teledetección y Sistemas de Información Geográfica. Se mantienen vigentes aún los planes antiguos no adaptados al Espacio Europeo de Estudios Superiores, que se extinguirán en 2014/15, de Ingeniería Técnica de Minas, Ingeniero Técnico Forestal e Ingeniero Técnico en Topografía.

El campus mierense aspiraba a captar a la Escuela de Ingenieros de Minas de Oviedo, que hubiera sido su joya de la corona, pero la oposición de su profesorado y la presión política que encabezó el ex alcalde carbayón y hoy delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, frustraron la operación y buena parte de sus esperanzas de futuro. Y a la disgregación de la histórica Universidad de Oviedo que supuso su “filial” de Mieres hay que añadir las duplicidades, algo absurdo siempre tratándose de ciencia y conocimiento, pero mucho más en relación a dos ciudades que distan en tiempo diez minutos de viaje en automóvil.

“Aquí pasa como con los aeropuertos sin aviones. Por evitar que nuestros estudiantes se fueran de Asturias queríamos todas las titulaciones. El caso más sangrante es el grado de Minas: antes solo lo ofertábamos nosotros y ahora lo hay en Galicia, León, Cantabria y en Asturias, además, tenemos dos separados por 20 kilómetros. Antes se matriculaban entre 200 y 400 alumnos nuevos en Mieres, ahora tenemos que repartirnos 100 (que era lo que entraba en un año malo) entre todos estos centros. Eso es insostenible para todos”, argumenta Ramón Argüelles. “Oviedo está mejor comunicado que Mieres y eso es un atractivo para los alumnos del centro, aunque la relación en cuanto al número de matrículas es del 60% en Mieres y el 40% en Oviedo. En vez de 60 matrículas, este año en primero podríamos haber tenido 100”, comenta Asunción Cámara, directora de la Escuela Politécnica de Mieres.

La ocupación del Campus de Mieres es la sexta parte de la prevista. Foto / Paco Paredes.

La ocupación del Campus de Mieres es la sexta parte de la prevista. Foto / Paco Paredes.

“Disparate y despilfarro”

Cuando se empezó a parir lo que para algunos no es más que el Museo del Holocausto Minero que se planteaba con humor en la película rodada en Mieres Carne de gallina, eran los “felices” años noventa del pasado siglo. Entonces se derrochaba dinero público a espuertas y escasísimas voces cuestionaban esta curiosa inversión académica de los Fondos Mineros. Una de ellas fue la del sociólogo alemán Holm-Detlev Köhler, profesor del campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo. “Cuando se tomó la decisión no se diseñó ningún plan de implantación de titulaciones. Eso me pareció un disparate. Tampoco hubo un estudio posible de impacto de este nuevo campus ni el coste de oportunidad o de mantenimiento. Y ahora estamos viviendo una situación tremenda”.

Esta y otras opiniones de Köhler sobre las inversiones públicas en las cuencas mineras y el papel de los sindicatos le valieron al profesor germano la indisimulada animadversión del entonces todopoderoso SOMA-UGT, al que solo le faltó declararle “persona non grata”. Pero los hechos se encargaron de darle tristemente la razón. “El campus de Mieres es el ejemplo de ese despilfarro de los gloriosos noventa, como la colección de museos hoy sin uso. Había mucho dinero, por un lado los Fondos Mineros, sin más gestor que los sindicatos mineros en cooperación con el Ministerio de Fomento (vamos, Villa y Cascos); por otro los Estructurales Europeos, varios y bien dotados, más los sectoriales… Mucho dinero, pero todo en departamentos separados. Si se hubieran coordinado e invertido racionalmente se hubiera invertido mejor y se hubiera evitado el despilfarro”.

En aquella época en la que gobernaba el Principado Sergio Marqués, cuando el rector Julio Rodríguez y los sindicatos mineros SOMA-UGT y CCOO decidían crear una Universidad en Mieres con los generosos Fondos Mineros con los que se cerraban los pozos, Köhler escribió un visionario artículo en La Nueva España en el que vaticinaba que la única reactivación que iba a traer el campus era la aparición de dos o tres bares en las inmediaciones. Se equivocó, porque la realidad es más cruda. Mieres sigue perdiendo población y esperando la reindustrialización. Ni siquiera aparecieron esos bares, quizás porque el lugar más concurrido del campus es la cafetería de la residencia de estudiantes, llena de alumnos durante el día y de señoras mayores por las tardes y fines de semana.

Las instalaciones deportivas son magníficas, pero están infrautilizadas. Foto / Paco Paredes.

Las instalaciones deportivas son magníficas, pero están infrautilizadas. Foto / Paco Paredes.

11 residentes y 112 plazas

Las cifras de ocupación de las instalaciones residenciales y deportivas del campus mierense, inauguradas en 2011, también son desoladoras. La residencia tiene 112 plazas. El curso pasado tuvo 6 residentes de todo el año, mientras que en éste el número se eleva a 11, más 5 temporales. Cuando comenzó el campus los prejubilados mineros que marchaban a vivir a Oviedo o Gijón no vendían los pisos y los alquilaban a los estudiantes, que se quedaban el primer año, pero al siguiente se iban a Oviedo, que está al lado y tiene mejores precios, además de más oferta lúdica y cultural. Los pisos de Mieres eran más caros y peores, según algunos alumnos consultados por esta revista, que afirman que la apertura de la residencia no ofrece tarifas más económicas en relación a un piso alquilado compartido. Éstas van de los 363 euros al mes por el curso completo a los 389 de las estancias superiores a cuatro meses, entre otras.

Las instalaciones deportivas son excelentes, pero su ocupación también es muy escasa, aunque el desplome vino con el cierre por motivos económicos durante los fines de semana y periodos vacacionales.

Desde su apertura en marzo de 2011 a noviembre de 2013 han utilizado las instalaciones 92.895 usuarios tanto de la comunidad universitaria como público en general, a una media de unos 4.000 al mes, aunque esta cifra baja en unos 2.000 durante el curso pasado para desplomarse en el presente, con 466 usuarios en el mes de octubre y poco más de 600 en septiembre y noviembre.

“Notamos un descenso normal con la situación económica, nos vamos manteniendo, pero los resultados son mejor de lo que se esperaba”, comenta el responsable de las instalaciones, Luis Echevarría. “Toda la Universidad cerramos más tiempo por la situación de ahorro al máximo. Si sumamos que la gente padece crisis… Esperamos volver a abrir en el horario anterior, pero no depende solo de la situación que vive la Universidad. Vivimos un cierre temporal no por voluntad propia, sino por la situación energética”.

El plan de ahorro energético que apunta Echevarría afecta a toda la Universidad asturiana y es tan severo que la calefacción solo se enciende de 9 a 12 y el profesorado teme que les retiren los radiadores eléctricos de los despachos para controlar el consumo eléctrico, que ronda los 1.200 euros diarios en Mieres y los 10.000 en toda la Universidad asturiana.

Un aula vacía perfectamente equipada. Foto / Paco Paredes.

Un aula vacía perfectamente equipada. Foto / Paco Paredes.

Arreglar la herencia envenenada

El propio rector Vicente Gotor pasa frío por las tardes en su despacho, aunque lo que le debe de producir escalofríos es la dramática situación económica de la Universidad de Oviedo, asfixiada por el Principado. El campus de Mieres es en palabras de Ramón Argüelles “un regalo envenenado: igual que si te dan un Ferrari sin tener en cuenta lo que cuesta mantenerlo”.

Gotor prefiere no echar la vista atrás e intentar rentabilizar una inversión que nunca debió haberse abordado. “Esto es una herencia que tenemos. Lo suyo quizás hubiera sido trabajar en un único campus, pero ya había escuelas en Gijón y Mieres. Y también unos dineros. Con un solo campus no habría habido este problema, pero ahora es absurdo caer en el debate de si se debía o no haber hecho. La dispersión de la Universidad, con 51 edificios, supone un mantenimiento muy caro, que de estar toda agrupada sería mucho menos costoso. Pero eso había que haberlo pensado hace cincuenta años”.

Gotor heredó un problema y nadie puede reprocharle que no haya intentado solucionarlo. “Desde que soy rector, y va para seis años, hemos intentado potenciarlo con la apertura de la Residencia, el Centro de Investigación y las instalaciones deportivas. Se ha implantado la única titulación de los últimos años, Ingeniería Civil, que ha resultado exitosa. Vamos a implementar un doble grado y tenemos que ver si se puede poner algún máster”. Afirma que se han dado facilidades para que los investigadores se instalen allí. “Hace cuatro años apenas había nada y ahora están a tiempo completo. Hemos implementado servicios, no al ritmo que quisiéramos por las limitaciones presupuestarias, como los científico-técnicos. Lo que está claro es que se necesitan más compromisos por parte de las autoridades locales y del Principado. A la Universidad se nos pide mucho, pero nadie aporta”.

El rector dice que no piensa cerrar la residencia y el polideportivo, como se ha llegado a publicar, pero tan claro está que las pérdidas económicas del campus de Mieres ya son inasumibles como que sería otro despilfarro no lograr rentabilizar una inversión faraónica. También lo tiene claro Köhler, a pesar de sus reticencias iniciales, y propone traslados “cerrando lo que sobre en Oviedo y Gijón. El traslado de Minas a Mieres podría ser razonable: cerrar un edificio con unos costes considerables y llevarlo a Mieres con criterios económicos y racionales”.

Pero ni el propio Köhler debe de ser muy optimista porque para el sociólogo alemán “el problema de esta región son los localismos y la falta de voluntad y de pensar más allá”.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 30, ENERO DE 2014

Continue Reading
Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Más en la categoría Afondando

  • Afondando

    La última nigromante

    By

    Un retrato de A Bruxa de Brañavara, nacida hace cien años y una de las últimas...

  • Afondando

    La maraña del enchufismo

    By

    Artículo publicado en el número 61 de nuestra edición de papel (marzo de 2019) como inicio...

  • Afondando

    País

    By

      Artículo publicado en el número 61 de la edición de papel del número 61 de...

  • Afondando

    El Daglas

    By

    Cuento e ilustraciones extraídos del libro Los niños de humo, de la editorial Pez de Plata,...

  • Afondando

    El espejo ultra de Salvini

    By

    Esta artículo pertenece al número 60 de ATLÁNTICA XXII. El país que fue referente de la...

Último número

To Top