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Atlántica XXII

Entre bomberos no nos pisamos la manguera

Monográfico

Entre bomberos no nos pisamos la manguera

La endogamia de la Universidad se suma a la falta de motivación y competencia entre un amplio sector del profesorado

Facultad de Geológicas de la Universidad de Oviedo. Foto / Imanol Rimada.

Laura Montes Menéndez

Julio, 2017. El aula que tantas veces transité a lo largo de cuatro años se ha convertido en una suerte de escenario; un lugar donde demostrar todo lo que he aprendido, cerrar este capítulo y partir hacia un brillante futuro. Me seco las manos al vestido verde, recién estrenado para la ocasión. El tubo fluorescente parpadea, nervioso, como yo. Francamente, ¿le favorece a alguien esta iluminación de hospital? Respiro, allá vamos. De carrerilla y con los ojos puestos en mi PowerPoint: vida, milagros y tesinas de una escritora que me ha inspirado a completar la carrera durante los últimos meses. Cuando termino, miro al frente por primera vez. Al excelentísimo tribunal. Y lo que me encuentro es tan surrealista y deprimente que aún hoy día me pregunto como no solté una sonora carcajada, por no llorar. Las dos sillas las ocupan mi tutora –¡mi tutora!– y otra profesora. Una rebusca entre sus apuntes la pregunta pactada hace semanas. La otra –famosa en la facultad por sufrir narcolepsia– ronca suavemente con la cabeza colgando

¿Cómo narices se ha llegado hasta aquí?

Cuando me propuse escribir esta pieza tenía claro que el primer paso lógico sería el de documentación e investigación. Tratar de encontrar una respuesta a por qué, situaciones como la rocambolesca exposición de mi Trabajo de Fin de Grado, son más que habituales en el mundo académico asturiano. A por qué, al intercambiar experiencias educativas con mis compañerxs, la mayoría coincidimos en la baja calidad de casi todas las clases, derivada por la falta de ilusión, motivación y competencia de un amplio sector del profesorado que se integra en un sistema donde reina el caos, la desorganización, las irregularidades y las injusticias. Por lo tanto, asumí que, tras una rápida búsqueda en Google, no sería difícil encontrar testimonios y noticias en los que poder apoyar mis argumentos. Sin embargo, salvo casos más sonados como Los Flor en la Facultad de Geología, las últimas denuncias contra Carlos López Otín y alguna que otra carta al director puntual perdida en la hemeroteca de periódicos locales, no son tantas las voces que se alzan públicamente contra en “enchufismo ilustrado” que prolifera y lastra a nuestra querida Universidad.

Lo más creativo es el café de avellana

Por quitarle el tono amargo a este escrito debo destacar una de las respuestas más irónicas que obtuve en el buscador. Se trata de un vídeo promocional que la institución lanzó en 2011. Animo encarecidamente a estudiantes, exestudiantes y profesores hastiados como una servidora a que lo vean, las risas están aseguradas. En pleno apogeo del concepto “Campus de excelencia internacional” – ya sabemos todxs como terminó aquello–, el vídeo comienza ceremoniosamente, recordando a Ramón y Cajal: “Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas”. Inmediatamente se suceden una serie de fotografías de dudosa calidad, acompañadas de música épica y un bombardeo de trigger words declamado por una señora bastante intensa que, ni corta ni perezosa afirma: “La Universidad de Oviedo ha trazado el camino hacia la excelencia con un proyecto creativo, innovador y con visión internacional”. Siento discrepar, pero lo más creativo que he visto en cuatro años de Universidad es el café de avellana de las máquinas de mi facultad.

Otra cosa que me llama bastante la atención del vídeo es ese afán por repetir hasta la saciedad el hecho de que la Universidad de Oviedo “fomenta el espíritu emprendedor”. Cosa que me hace bastante gracia teniendo en cuenta que desde el primer día de carrera se nos ha dicho que las aserciones de nuestros trabajos –si son de cosecha propia– carecen de valor, pues no somos nadie y es mejor seguir la línea de argumentación manida, como los loros. Perpetuar lo dicho anteriormente, no contradecir a los predecesores que me han creado la plaza a dedo. Porque, entre bomberos, no nos pisamos la manguera. Y es que, como ya he expresado, las consecuencias de un cuerpo de profesorado endogámico y “enchufado” se tratan de tapar con palabrería y filtros bonitos en la red y los actos públicos la realidad de un sistema casposo y retroalimentativo. Si tu predecesor te ha creado una plaza hecha a medida , you better keep up with the flow. Sin embargo, la mierda, aunque le eches purpurina, sigue oliendo.

Si no es un pariente es un estudiante politiquillo

Por supuesto esta solo es mi visión de mujer histérica despotricando contra la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo. Por lo que decido consultar –a falta de mayores datos online– a compañerxs de otras áreas, tratando de recoger testimonios sobre cómo se ve afectada la calidad educativa en sus centros por este fenómeno de amiguismos tan picaruelo, tan nuestro, tan patrio. Comienzo por la Facultad de Economía y Empresa y los testimonios que me encuentro son los siguientes: “La endogamia está por todas partes, ninguna novedad. Padre catedrático, hijo catedrático, hija profesora del mismo departamento, yerno catedrático, nuera profesora”. Destacan el caso de un catedrático de Derecho Administrativo ya fallecido que confeccionó una cátedra a medida para su hijo durante años, cerrando la puerta a posibles alumnos que quisieran entrar en el departamento. Con desazón, mis compañerxs reflexionan: “Pero la endogamia al final es solo una de las posibles caras de adquiere un sistema de adjudicaciones diseñado por y para los corruptos. Si no es un pariente al que metes, es al mítico estudiante politiquillo y trepa que pasa los años de carrera intentando escurrirse en los departamentos”.

La cosa no mejora cuando nos vamos a otras facultades. En el caso de la Facultad de Medicina hay profesores que “no se sabe muy bien por qué están ahí”. Se ven casos muy sospechosos de padres de alumnxs que son profesores, lo que deriva en chollos en exámenes, subidas de nota injustificadas. “Una cosa que hay mogollón en Medicina es que una asignatura la den 30 profesores, sin exagerar, dando cada unx un tipo de clase, a su manera”. Como consecuencia lógica, se produce un desbarajuste de conocimientos dentro de una misma asignatura. Por cerrar de forma cíclica, de vuelta al campus del Milán, pero en el caso de Lenguas Modernas, se escuchan quejas de profesores con principios de enfermedades tan graves como el Alzheimer que continúan ejerciendo la docencia, por ser primos de.

Este es solo un breve inventario de una tarde de preguntas. Y tras analizar las respuestas no sé qué es lo que más me inquieta: la cantidad de episodios “anecdóticos” que coinciden a lo largo y ancho del universo universitario o la normalización del asunto. Todas estas conversaciones han comenzado con un “Ya sabes, lo de siempre”. Esta pasividad social ya era señalada en el acertadísimo texto Uno de los nuestros de Miguel Delibes Castro.  “Los catedráticos – clamaba Delibes– deberían ser los máximos referentes en cuanto a excelencia académica”. Y, sin embargo, en su vasta mayoría se trata de profesores sin ilusión a los que se les ha creado un puesto como un sastre confecciona un traje a un cliente. También es cierto que, si no salimos a la calle con M. Rajoy, ya no sé qué esperar.

Como dato curioso, tras contactar con la Asociación de Transparencia Universitaria para tratar de desentrañar las razones por las que este tipo de irregularidades se acometen con total impunidad, la respuesta no pudo ser más clara:

“Fue uno de los amaños de la Transición, se pactó con el poder judicial, en su cúspide todos catedráticos de universidad. No hay más reglas para conseguir una plaza fija en la universidad pública que conseguir los votos necesarios de los miembros del tribunal, los méritos no importan. Es el modelo implantado en todas las instituciones. Los sindicatos han cimentado el modelo. Es un fascismo aburrido. Explica el derrumbe moral y económico del país. Las trampas se aprenden en la universidad y luego se extienden a toda la sociedad. La frase es de Cioran: La universidad es la muerte de la inteligencia.” Mic drop.

Supongo que este texto caerá en el olvido y de esta pasividad se seguirá alimentando un sistema corrupto que seguirá empujando el conocimiento hacia un pozo sin fondo, y puntuando las lametadas de culo cartas de recomendación por encima de los méritos académicos a la hora de acceder a ciertas plazas. Mientras tanto seguiré recordando – sin extrañeza, con risa amarga– aquella experiencia catárquica de exposición de TFG. En la que mis evaluadoras fueron una profesora con media familia dentro del departamento a la que su tía dirigió su tesis doctoral y otra cuyas clases se pasa durmiendo la mona, literalmente. Gran estampa. Cuadro costumbrista de una realidad bastante decadente.

 

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