
La obra de Ernesto Junco sirvió de portada de la sección de ‘Cultures’ del número 40.
Una vanitas o reflexión sobre la caducidad de la existencia de los dispositivos electrónicos titulada Simiente fue la contribución a la portadilla de la sección de ‘Cultures’ del número 40 de ATLÁNTICA XXII por parte de Ernesto Junco (Oviedo, 1976), un artista que, como todos los de su generación, es poco dado a encerrarse en una sola disciplina. La causa podría buscarse en el hecho de que sus estudios los haya realizado en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra, desde la que siempre se anima a los alumnos a la experimentación sin restricciones, pero más bien parece tratarse de un signo de los tiempos, cuando no de un momento determinado de la evolución de las artes.
Técnico también en Serigrafía y Artes Aplicadas a la Piedra por la Escuela de Arte de Oviedo, Ernesto Junco era conocido hasta ahora sobre todo como pintor, pues de pintura han sido las principales exposiciones individuales que ha protagonizado hasta el momento, si bien también tiene algunas esculturas, depositadas en el Ambulatorio de Cangas de Onís, y ha participado en performances y realizado piezas de vídeo-arte. Su pintura, por lo general abstracta, es muy reconocible, pues suele tener un color dominante en un fondo informe al que superpone diversas tramas de motivos geométricos, resaltadas por una franja exterior sin pintar de expresiva imperfección.
Desde hace tiempo, se venía marcando el reto de combinar su pintura con el otro arte que más le atrae, el vídeo, y el resultado ha sido un sistema que permite descargar en el teléfono móvil, a partir de sus pinturas sobre tela, escenas videográficas realizadas específicamente. En exposiciones como la que realizó en 2012 en la Sala Borrón de Oviedo, o en obras como aquellas con las que fue seleccionado en la Muestra de Artes Plásticas del Principado de Asturias, Junco lo ha hecho sin traicionar la coherencia con la que venía trabajando hasta el momento en su pintura, solo modificada por la inevitable distribución de barras y cuadrados en las esquinas para permitir la lectura.
Los jóvenes actuales, mejor formados pero menos disciplinados, se niegan a dejarse atar a una sola forma de expresión plástica, por aburrimiento o por el simple ejercicio de una libertad que consideran consustancial a su devenir personal y social, sin que eso merme en nada la calidad de lo que hacen y para desesperación de quienes quieren tenerlo todo bien archivado y clasificado, en cuadrícula. La cultura actual está difundida mediante dispositivos como los representados en esta obra, que funcionan como semillas que en condiciones apropiadas brotan y crecen, dando sus frutos.
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