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Atlántica XXII

‘Exconxuraos’ de Llanera, una verdad a medias

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‘Exconxuraos’ de Llanera, una verdad a medias

El torneo medieval emulaba en principio la gesta de Don Diego 'El Valiente' en Valladolid, sucedida treinta años antes de la rebelión de los 'exconxuraos'. Foto / Daniel Mora.

El torneo medieval emulaba en principio la gesta de Don Diego ‘El Valiente’ en Valladolid, sucedida treinta años antes de la rebelión de los ‘exconxuraos’. Foto / Daniel Mora.

Fueron perxuraos y no exconxuraos y se rebelaron contra la Iglesia. Rescatando la versión de aquel episodio avalada por los historiadores, el nuevo Ayuntamiento socialista de Llanera va a revisar la celebración que recuerda lo ocurrido en el concejo hace 607 años. La recreación que se viene sucediendo desde que hace 16 la puso en marcha el anterior Gobierno local del PP es una interpretación parcial de los hechos y una verdad a medias.

Aladino F. Pachón / Periodista.

El actual alcalde de Llanera, el socialista Gerardo Sanz, que alcanzó la presidencia del Ayuntamiento tras las pasadas elecciones municipales y después de veinte años ininterrumpidos de Gobierno de José Avelino Sánchez, del Partido Popular (PP), ya se reunió el pasado día 30 de septiembre con el profesor Juan Ignacio Ruíz de la Peña, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, jubilado y expresidente del RIDEA, con el fin de que el Ayuntamiento de Llanera reciba el asesoramiento oportuno por parte de la única autoridad académica que ha investigado en profundidad la histórica rebelión de los vecinos de Llanera durante cuatro años, de 1408 a 1412, contra “su señor espiritual y temporal” Guillén de Monteverde, obispo de Oviedo.

El catedrático Ruíz de la Peña, que también es licenciado en Derecho, ha accedido a colaborar estrechamente con el Ayuntamiento para que “el hecho histórico se muestre completo”, según manifestó a esta revista. Es la primera vez, además, que este experto tendrá un papel relevante (y se puede decir que oficial, u oficioso al menos) en el planeamiento y reconstrucción de los contenidos históricos de la celebración y sus eventos colaterales.

Junto al exalcalde del PP, el promotor de esta gran fiesta medieval fue Lorenzo Ramos, vecino de San Cucao, aunque no natural de Llanera, asesorado por los curas párrocos de Posada y Pruvia. La puso en marcha y la organizó desde el año 2000 el Ayuntamiento presidido por José Avelino Sánchez, que no contó con el profesor Ruiz de la Peña hasta 2009. “Tardaron bastantes años en contar conmigo”, señala el autor de Los Perxuraos de Llanera. Una resistencia concejil al señorío episcopal ovetense, trabajo de investigación histórica hecho en 1971 y publicado en el volumen primero de Asturiensia Medievalia.

Los hechos y la verdad

Ruíz de la Peña resume para ATLÁNTICA XXII los hechos de los perxuraos de Llanera (“yo prefiero utilizar perxuraos a exconxuraos, que es lo que aparece en los documentos históricos conocidos”, indica) de la siguiente manera: “Lo que hubo en un momento determinado fue que el comendero (comendador) del obispo de Oviedo, que es el señor temporal de la tierra de Llanera, hace una exigencia arbitraria a un vecino de Llanera. Los vecinos de Llanera reaccionan contra esa arbitrariedad: plantean una situación de rebeldía contra la mitra, porque el comendero realmente es un intermediario. Entonces el obispo, Guillén de Monteverde (no hay que olvidar su origen francés, porque la violencia de la reacción se explica en parte por la mentalidad de este obispo), reacciona echando mano del arma que tenía la Iglesia más a mano, verdaderamente terrible, que es la excomunión y el entredicho. La situación se prolonga cuatro años, probablemente por la persistencia de unos y la firmeza de los otros. Muere el obispo en 1412 y se remueve el obstáculo para un posible arreglo de la situación. Viene el nuevo obispo, Diego Ramírez de Guzmán, probablemente más conciliador, y encarga a sus representantes en la diócesis en Oviedo que lleguen a un acuerdo con los de Llanera. Se produce el acuerdo y se perdona a los de Llanera. Se les levanta la excomunión a cambio de que cumplan la penitencia prevista en estos casos”.

Los hechos tuvieron tres partes diferenciadas pero estrechamente unidas. “Son tres fases de los hechos históricos totalmente imbricadas”, expresa el erudito. Explica que “lo primero es la rebelión, que hay que explicar a la gente por qué se produce; en segundo lugar, por qué la reacción episcopal y en qué consiste, y, en tercer lugar, por qué el sometimiento, la penitencia y cómo se hace esa penitencia”. Son inseparables, según Ruiz de la Peña, y no se puede destacar alguna ni anular ninguna a favor de otras.

Una rebelión civil justa

La de Llanera (concejo que en la época tenía unos 2.000 habitantes, la mayoría hidalgos pobres) fue una revuelta civil y no religiosa. “La razón de la rebelión fue puramente económica”, anota Ruíz de la Peña. “Los vecinos de Llanera no fueron herejes. Fueron desobedientes a su señor, que no es un noble sino el obispo de Oviedo. ¿A qué arma recurre éste? A la que tiene más a mano: la excomunión y el entredicho (censura eclesiástica). Esta amenaza es muy grave en esta época. Es lo peor que puede pasar. Si hubiese sido un señor laico no sé lo que hubiese pasado”.

“La presión fiscal no era muy fuerte. El problema eran las exacciones arbitrarias; es decir, la forma en la que se hacía y cómo se hacía. En este caso de Llanera se exige un buey por nuncio, un tributo que se pagaba por la muerte. Y ese tributo no se ajustaba a derecho”, señala Ruíz de la Peña, deduciéndose por tanto que fue una rebelión civil justa contra el pago de un tributo ilegal.

La celebración tiene mucho atrezo y figuración, pero no es fiel a la Llanera del siglo XV. En la fiesta no falta la música. Foto / Daniel Mora.

La celebración tiene mucho atrezo y figuración, pero no es fiel a la Llanera del siglo XV. En la fiesta no falta la música. Foto / Daniel Mora.

Añade que “lo grave eran las exigencias arbitrarias generalmente protagonizadas por nobles laicos. El problema estaba en la presencia en ese tipo de intermediarios. En el caso de Llanera, la pieza clave es la arbitrariedad del comendero Gonzalo Martínez de Oviedo, que, además, es la gota que rebosa el vaso”.

Esta injusticia recaudatoria fue lo que motivó “la unión en la rebelión” de los de Llanera, según el historiador. Y esa desobediencia civil en primer lugar, seguida del castigo de excomunión, y, tras cuatro años, del sometimiento de nuevo a la autoridad señorial eclesiástica, son el conjunto de los tres hechos históricos consecutivos e inseparables “que constituyen un acontecimiento muy destacado en la historia de Llanera, en la de Asturias y me atrevería a decir que incluso en la de los movimientos sociales antiseñoriales de España”. Piensa el historiador que a la hora de recordarlo debe hacerse “una reconstrucción fiel de todo el hecho histórico completo”, afirmando también que “no se puede dejar en segundo plano lo que es fundamental”, refiriéndose en concreto a la rebelión, acto inicial del suceso. Además, el medievalista, “sin hacer cuestión personal de ello”, denominaría perxuraos a la conmemoración, y no exconxuraos.

La media verdad ‘popular’

Nada más fraguarse esta conmemoración histórico-festiva en 2000, el Gobierno ‘popular’ de Sánchez y sus colaboradores utilizaron exconxuraos, cuando el vocablo en asturiano más común utilizado en Llanera por los conocedores del suceso y, en general, por los historiadores a lo largo de los siglos es perxuraos, referido a la primera parte, a la rebeldía que la mitra consideró perjurio. Exconxuraos alude a la segunda parte, cuando fueron excomulgados (exconxuraos) por rebeldes. Visto así, para algunos usar perxuraos es dar importancia a la rebelión contra la Iglesia, o sea, es una versión heterodoxa, además de real. Exconxuraos prioriza en cambio la autoridad eclesial, que castigó a los de Llanera por pecadores. Parece una interpretación conservadora e interesada.

Con estos mimbres se comenzó a tejer el cesto para contener una media verdad durante dieciséis ediciones. Llama la atención que el acto institucional central de la conmemoración creada por los ‘populares’ consistiera solo en una misa de campaña a la que llegan una procesión de autoridades y otras personas vestidas con sacos y velas encendidas (“Desfile de Exconxuraos”), emulando la petición de perdón a la iglesia en 1412 y que es la tercera parte de los hechos históricos, o sea, media verdad o menos. Y aún chirría más para quienes piden respeto a la historia que en 2012 (a los 600 años de los hechos) la procesión pedestre organizada desde Llanera a la catedral de Oviedo fuera muy peliculera y repleta de extras. De nuevo para pedir perdón, pero a lo grande.

Éste ha sido el corazón de la celebración durante dieciséis años de los exconxuraos, patente en folletos divulgativos en los que reza que “los llanerenses fueron excomulgados por el obispo de Oviedo y, con el objetivo de alcanzar el perdón, se vieron obligados a peregrinar hasta la ciudad ataviados con sacos y con cenizas en la cabeza”. O en los versos de un romance inventado: “Para obtener el perdón / en la capital rezaron”. Ruíz de la Peña dice que “no hay documentado ningún romance histórico de los hechos”. Después, esta media verdad se ocultó con una gran cortina de humo festiva y gastronómica.

La media verdad institucional está clara. En lo festivo hubo grandes actuaciones musicales: Marta Sánchez, Sueño de Morfeo, etc. Y en lo gastronómico, cena medieval para 1.500 comensales vestidos de época y entretenidos con juegos malabares, trovadores, bufones, un torneo medieval (para recordar la gesta de Diego Menéndez de Valdés, señor de la Torre de San Cucao, en un torneo en Valladolid ante Enrique II de Trastámara, hecho distinto que sucedió treinta años antes a los perxuraos, pero que se mete en el mismo saco) y la oriental danza del vientre, cuando en Llanera, según Ruíz de la Peña, “en la época de los perxuraos no hubo árabes”. Pese a esas “licencias históricas”, el anterior Gobierno local del PP logró integrar a la de Llanera en la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas (AEFRH) de Cartagena, sede de fiestas de moros y cristianos, espíritu importado a este concejo del centro de Asturias, según parece.

Sostener esta media verdad costó este año 224.923,92 euros, gasto que dejó el PP presupuestado y que es el único dato de las dieciséis ediciones al alcance del Gobierno municipal actual. Aunque en silencio, muchos vecinos de Llanera se rebelan ahora contra la utilización de ese dinero con tan discutible interpretación histórica: tras ser maltratados sus antepasados dos veces por la Iglesia con una excomunión injusta y una humillación penitencial abusiva, parece que seis siglos después lo son ahora por tercera vez con una verdad a medias.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 42, ENERO DE 2016

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