Cultures
La Colección Masaveu, una oportunidad perdida para Asturias

Vista general de la exposición de la Colección Masaveu en Madrid, con «El expolio de Cristo» de El Greco a la derecha. Foto / Ayuntamiento de Madrid.
Luis Feás Costilla / Periodista y crítico de arte. La excelencia indiscutible de la colección de arte todavía perteneciente a la familia Masaveu y su grupo de empresas, ahora expuesta parcialmente hasta el 25 de mayo en el antiguo palacio de Correos de Madrid, en uno de los acontecimientos artísticos del año en la capital española, hace pensar en la oportunidad perdida cuando se produjo en 1994 la dación de la Colección Pedro Masaveu al Principado de Asturias.
La dación tuvo lugar en un momento de vacío de poder en el Museo de Bellas Artes de Asturias, coincidiendo con el traspaso de la dirección por parte de José Antonio Fernández Castañón a Emilio Marcos Vallaure. La Colección Pedro Masaveu, compuesta por 410 cuadros, valorados en 8.000 millones de pesetas, era magnífica, sin ningún tipo de discusión, como bien se encargó de propagar el Gobierno socialista de Antonio Trevín. Sin embargo, desde el mismo momento de la dación empezaron a surgir voces que ponían en cuestión su calidad, antes incluso de que se sacaran los cuadros de la caja fuerte en la que estaban almacenados para su restauración. Algunos periódicos regionales, encabezados por La Nueva España, incidieron especialmente por ejemplo en los cuadros falsos integrados dentro de la colección, una veintena entre las más de cuatrocientas obras, bien identificada y definida además.
Pero es que también se pusieron en duda otros cuadros cuya autoría era indiscutible, como el retrato de Carlos IV de Goya, utilizado en la rueda de prensa que sirvió para presentar la dación y que luego fue puesto en cuestión interesadamente por los expertos que analizaban la colección, si bien hoy figura con todos los parabienes entre las obras maestras del Museo de Bellas Artes de Asturias. Con estas polémicas, lo único que se perseguía era rebajar el mérito del conjunto artístico, sin duda para evitar la apertura de un Museo Masaveu, como habían defendido algunas personas, sobre todo el entonces alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, del PP, que llegó a ofrecer dos emplazamientos distintos para albergar la colección, con diseño arquitectónico incluido.
Porque decir como se dijo en aquel momento que “solo” doscientos de los cuadros cedidos eran “museables”, y que por tanto no merecía la pena organizar un museo independiente, obedecía sin duda a una actitud claramente conservadora y un tanto miope. La insistencia en que la colección debía permanecer ligada al Museo de Bellas Artes de Asturias solo redundaba en beneficio de la propia pinacoteca asturiana, ya que permitía, indudablemente, incrementar y mejorar los fondos de esta institución artística, convirtiéndola en uno de los principales museos regionales de España, pero cerraba las puertas definitivamente a la cesión, aunque fuera en depósito o en préstamo, de las colecciones pendientes, desaprovechando una oportunidad única.
De hecho, el mal trato recibido hizo que la familia Masaveu, que tanto había luchado para que la colección de Pedro Masaveu permaneciera en Asturias, en contra de los intereses fiscales de la Comunidad de Madrid, intentara desmarcarse de la polémica y se desentendiera de lo que pasara finalmente con la dación. En sus manos quedaban todavía la parte de la colección perteneciente a María Cristina Masaveu, hermana de Pedro, y la del grupo de empresas, a cargo de su primo Elías Masaveu, heredero del emporio familiar.
El estudio y catalogación de la Colección Pedro Masaveu fue realizada por el ex director del Museo del Prado, Alfonso E. Pérez Sánchez, que ya había comisariado allí en 1988 la exposición Obras maestras de la Colección Masaveu, y por Javier Barón Thaidigsmann, entonces profesor de Historia del Arte en la Universidad de Oviedo. Para mostrar lo mejor de la dación se celebraron nada menos que siete exposiciones, realizadas entre 1995 y 2002. Tras la resolución del contencioso entre el Principado de Asturias y la Comunidad de Madrid se decidió la adscripción definitiva de la Colección Pedro Masaveu al Museo de Bellas Artes de Asturias, idea recogida por todos los Gobiernos regionales desde el de Sergio Marqués. En la actualidad, se exponen de manera permanente unos doscientos cuadros de la Colección Pedro Masaveu, más de la mitad de las obras que se muestran habitualmente al público en el Bellas Artes.

Otra vista de la exposición en Madrid, con la «Santa Catalina» de Zurbarán al fondo. Foto / Ayuntamiento de Madrid.
El Museo del Prado, cómplice
Tras el control de la Colección Pedro Masaveu, la relación del Museo de Bellas Artes de Asturias con el Museo del Prado de Madrid se haría cómplice, sobre todo a partir del nombramiento como director por el Gobierno de Aznar, en 2002, de Miguel Zugaza, que al año siguiente escoge como jefe del Departamento de Pintura del Siglo XIX a Javier Barón. En 2013, un comité de expertos presidido por Zugaza elige como nuevo director del Museo de Bellas Artes de Asturias, en sustitución de Emilio Marcos Vallaure, nombrado consejero de Cultura por Francisco Álvarez-Cascos, al discípulo predilecto de Javier Barón, Alfonso Palacio, introducido en el museo asturiano desde 2000.
De las cincuenta y cinco obras mostradas por el ex director del Museo del Prado en la exposición de 1988, solo veintidós formaron parte del conjunto objeto de la dación, apenas un 40%, y eso que las obras maestras a las que aludía la citada antológica se circunscribían únicamente a la colección de pintura antigua, hasta comienzos del siglo XIX, tal y como hace ahora la exposición de CentroCentro Cibeles en Madrid, comisariada por un discípulo de Pérez Sánchez y ceñida al periodo comprendido entre el Románico y la Ilustración.
Pero la Colección Masaveu se ha seguido incrementando cada año con nuevas adquisiciones, muchas de las cuales han podido verse en Asturias desde que en 1998 se inauguró en la Feria de Muestras de Gijón el pabellón de la Sociedad Anónima Tudela Veguín, con motivo del centenario de la marca puntera de su grupo de empresas, en el que, cada verano, se muestran varias de las obras maestras. Entre ellas, obras de maestros antiguos como El Bosco, El Greco, Murillo o Zurbarán, cuya excepcional Santa Catalina de Alejandría es una de las joyas de la exposición de Madrid. Asimismo, se han mostrado obras de los mejores maestros de la pintura española de entre siglos, como Joaquín Sorolla o Juan Gris.
Además, la Colección Masaveu sigue teniendo en su poder obras de casi todos los artistas representados en la Colección Pedro Masaveu, con independencia de la escasez de su producción (es el caso de Luis Meléndez, del que todavía conserva varios bodegones), así como una estupenda selección de cuadros de artistas asturianos. Y también posee una espléndida colección de escultura, tanto antigua (con numerosas tallas policromadas medievales en piedra o madera) como moderna, con piezas de escultores como Henry Moore o Eduardo Chillida.
Gracias a los préstamos que hace a las más importantes exposiciones temporales celebradas en nuestro país, sabemos que la Colección Masaveu también tiene obra de varios maestros contemporáneos, que van desde el pintor francés Georges Braque o el surrealista Salvador Dalí hasta el realista Antonio López. Entre ellas destaca por su importancia la selección de obras de Miquel Barceló, que supone el conjunto más amplio reunido en España del pintor mallorquín, parte del cual ya se había expuesto en 2001 en el pabellón de Tudela Veguín y se mostró íntegro en Oviedo en octubre de 2003, con motivo de la entrega a Barceló del Premio Príncipe de Asturias de las Artes. En los últimos años, también han sido numerosas las adquisiciones de fotografía contemporánea en la feria Arco.
Este ingente patrimonio artístico está en manos de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, creada a la muerte de la hermana de Pedro Masaveu, que el año pasado firmó un convenio para gestionar también el fondo de arte del grupo de empresas. Al frente está Fernando Masaveu, hijo de Elías, asimismo fallecido. Aunque entre los objetivos fundacionales figuraba claramente una especial dedicación a Asturias (algo que, por cierto, ha desaparecido, al menos en su página web), Fernando Masaveu pertenece a una generación de cultura empresarial muy diferente, nada paternalista y dispuesta a la deslocalización cuando haga falta, por lo que no será de extrañar que se acaben llevando la Colección Masaveu al nuevo espacio que están habilitando en Madrid en un palacete de la calle Alcalá Galiano, algo impensable en tiempos de don Pedro y don Elías. Parte de la colección ya estaba en la capital española, en el edificio que la corporación Masaveu tiene en el Paseo de la Castellana, pero éste se entendía más bien como tierra conquistada.

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