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Atlántica XXII

La historia como farsa

Afondando

La historia como farsa

Pétain y Rajoy, inquietantes similitudes.

Pétain y Rajoy, inquietantes similitudes.

Mario Martín Gijón / Escritor. Autor de Los (anti)intelectuales de la derecha en España. De Giménez Caballero a Jiménez Losantos (RBA Libros)

Francia, verano de 1940. Bajo la dirección del Mariscal Pétain, la zona de Francia que no ha sido puesta directamente bajo control alemán se estructura mediante un régimen reaccionario que desmonta los avances sociales de los años treinta y culpa de la derrota al Gobierno de izquierdas del Frente Popular y a que, según Pétain, el “espíritu de disfrute prevaleció sobre el espíritu de sacrificio” entre los franceses. En una entrevista a la revista Das Reich, el Mariscal y su primer ministro, Pierre Laval, declaran que “los franceses han estado mimados demasiado tiempo y han tenido una vida demasiado bella; tendrán que aprender de nuevo a aceptar las exigencias del deber”. España, noviembre de 2011. El Partido Popular obtiene la mayoría absoluta en las elecciones generales y comienza un amplio programa de reformas que sin embargo no mejoran la crítica situación económica, achacada una y otra vez por sus dirigentes a “la herencia recibida”, mientras que, insistiendo sobre la idea de que los españoles “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, que el anterior Gobierno, por boca de su portavoz José Blanco, había sido el primero en enunciar, pretende generalizar un sentimiento de culpa que predisponga a los ciudadanos a aceptar los sacrificios que se les preparan.

Francia, verano de 1940. Pétain apunta como una de las causas de la derrota de Francia su baja natalidad y a la vez que predica un discurso de la mujer como madre pone en marcha una política natalista, endureciendo las penas contra el aborto. Un año después, entra en vigor una legislación que lo considera como un ataque contra la unidad del país, el Estado y el pueblo francés y lo castiga incluso con la pena capital, como en el caso de Marie-Louise Giraud, condenada a muerte y guillotinada por la práctica de abortos. España, marzo de 2012. Tras anunciar una restrictiva reforma de la ley del aborto que eliminaría la malformación del feto como supuesto para interrupción del embarazo, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, denuncia una supuesta presión social que obligaría a las mujeres a abortar y afirma que “la maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres”.

París, noviembre de 1940. La resignación de los franceses a la ocupación apenas se ve turbada por gestos aislados, como la manifestación de los estudiantes de instituto que, desafiando la prohibición de las autoridades de conmemorar la victoria francesa en la Primera Guerra Mundial, marcharán por los Campos Elíseos, cantando La Marsellesa. Poco a poco, los gritos de “abajo Pétain” y “abajo Hitler” irán enrabietando a los alemanes que finalmente cargarán contra los estudiantes y procederán a la detención de más de un centenar de ellos, con la colaboración de la policía francesa. La prensa colaboracionista, tras silenciar este primer acto de resistencia abierta al invasor, denuncia “la irresponsabilidad de ciertos jóvenes”. España, febrero de 2012. Una manifestación en Valencia de estudiantes de secundaria contra los recortes en educación deriva en duras cargas policiales y la detención de 25 estudiantes, a los que el jefe superior de policía calificará como “el enemigo”. Meses después, y ante la persistencia de las protestas, la prensa derechista comienza una campaña de demonización de “los malos estudiantes que agitan la educación”, como titula en portada La Razón, que se distingue por sus ataques al Movimiento 15-M, al cual considera contrario a la democracia.

Francia, verano de 1940. Inmediatamente después de la ocupación alemana, un nuevo tipo de cambio es introducido: el franco francés pierde un 25 % de su valor. Al mismo tiempo, el Tesoro francés se ve obligado a pagar unos costes por la ocupación militar que aumentarán constantemente y los franceses están obligados a cambiar los vales del ejército alemán por francos contantes y sonantes. Cuatro años después, a causa de la avidez alemana, los gastos del Estado francés superan el triple de sus ingresos. Como resume el historiador alemán Götz Aly, “para mantener el bienestar de su propio pueblo, el Gobierno del Reich arruinó las monedas europeas, imponiendo tributos de guerra cada vez más elevados”. España, julio de 2012. Mientras que la deuda pública llega al 75% de su Producto Interior Bruto, la deuda pública de Alemania llega al 83 %. Sin embargo, mientras que los acreedores exigen el 7,5 % de intereses a los bonos a diez años de deuda española, a los alemanes se les pide un cómodo 1,8 % para el mismo tipo de bonos.

Francia, verano de 1941. Ante la creciente impopularidad del Mariscal Pétain, la Asamblea de Cardenales y Arzobispos de Francia realiza una declaración conjunta en la que afirman que “veneramos al jefe del Estado, y pedimos urgentemente que se realice en torno a él la unión de todos los franceses”, al tiempo que animan a sus fieles a arrimar el hombro en la “obra de levantamiento que ha emprendido sobre los tres terrenos de la familia, el trabajo y la patria, en vista de realizar una Francia fuerte, unida, coherente”. Meses antes, el cardenal Gerlier, arzobispo de Lyon y primado de las Galias, ante la incipiente disidencia de grupos de católicos resistentes, declaraba en enero de 1941 que si en otras épocas habían sido legítimas e incluso fecundas las discusiones al poder establecido, en aquellos momentos “adquirirían figura de crimen”. España, marzo de 2012. El cardenal Rouco Varela, arzobispo de Madrid, que tras la victoria de Rajoy le había ofrecido su “apoyo espiritual” y explicado las “causas más profundas” de la crisis por “la pérdida de valores morales, que va de la mano del relativismo y olvido de Dios y su santa ley […] el menosprecio de la vida humana mediante políticas y conductas abortistas y antinatalistas, la desproporción y la disolución institucional del matrimonio y de la familia, la instrumentalización y el deterioro de la educación”, censura y considera “improcedente” la difusión de un comunicado de la Juventud Obrera Cristiana y la Hermandad Obrera de Acción Católica en el que se criticaba la reforma laboral impulsada por el Gobierno del Partido Popular, y en el que estas organizaciones católicas denunciaban que “este Gobierno ha aprovechado el estado de quietud y miedo de la mayor parte de la ciudadanía para eliminar viejas conquistas laborales y aspiraciones conseguidas tras muchas luchas de tantas personas”.

Francia, junio de 1942. Tanto en la zona ocupada por la Alemania nazi como en la mal llamada ‘zona libre’ se implanta el Servicio de Trabajo Obligatorio para los jóvenes obreros franceses, forzados a marchar a trabajar a Alemania. Fritz Sauckel, plenipotenciario general para la mano de obra y conocido como “el negrero de Europa”, negocia periódicamente con Pierre Laval los contingentes de obreros franceses que se enviarán a las fábricas del Reich. España, julio de 2012. El Ministro de Educación José Ignacio Wert firma con su homóloga alemana, Annette Schavan, un memorándum para facilitar la marcha de jóvenes españoles para cubrir las vacantes de aprendices, pírricamente pagadas, en las empresas alemanas. Por su parte, la aún presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, decide poner en marcha un programa de 20.000 cursos de alemán básico para desempleados y afirma, orgullosa, que “si Alemania necesita jóvenes bien formados, Madrid se los puede proporcionar». Desde el país germano, este reclutamiento de mano de obra cualificada, formada a costa de los impuestos de los contribuyentes españoles, es presentado como un acto de caridad. “Sin oportunidades en su patria, codiciados en Alemania”, titula Die Welt. Señalando el neto incremento del saldo migratorio, comenta Der Spiegel, “sobre todo griegos, españoles y portugueses huyeron de la miseria”, en casi los mismos términos que el sensacionalista Bild: “La desesperanza se extiende: Cada vez más jóvenes griegos, españoles o portugueses huyen, muchos de ellos hacia Alemania”.

Francia, 1944. La Resistencia, al principio el gesto de una ínfima minoría que se opuso a la corriente de resignación y conformidad con lo que se presentaba como inevitable, es reivindicada por casi toda la población. Como diría Paul Éluard, “no eran sino unos pocos, / de repente fueron multitud”. La IV República francesa llegará con unos partidos políticos regenerados por el aporte de los resistentes y depurada de quienes apoyaron el fascismo.

Historia magistra vitae est, afirmaba Cicerón, mientras que Marx afirmó que los grandes acontecimientos históricos se producen primero como tragedia y luego como farsa. Queda saber qué tiene que ocurrir para rebelarnos, para dejar de comportarnos como cínicos y resignados espectadores de esta farsa que nos han impuesto.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 25, MARZO DE 2013.

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