Cultures
Luanco es una familia coral universal
El León de Oro es un coro de Luanco que ha pasado de ser local a internacional en sus dos décadas de vida. Illán García / Periodista.

El León de Oro es un coro con cuatro formaciones. Foto/Mario Rojas.
EL LEÓN DE ORO, 21 AÑOS DE VIDA CON UN GRAN CURRÍCULUM DE ÉXITOS
Luanco es una familia coral universal
Un pueblo que canta no solo es feliz, también dinámico y aleccionador. Luanco puede presumir de ello y de conservar, dándole además un toque de modernidad y cosmopolitismo, su gran tradición coral con El León de Oro. Es más que un coro porque ya son varios y porque sus componentes, más de un centenar de varias Autonomías, forman una verdadera familia, desde niños hasta adultos. Muchos premios internacionales avalan su prestigio.
Illán García / Periodista.
El León de Oro es un coro que, sin mayores pretensiones, ha pasado de ser local a internacional en sus dos décadas de vida. La constancia de su director desde 1996, Marco Antonio García de Paz, y el amor por el proyecto de sus miembros han formado una familia que, con el tiempo, ha crecido y se ha multiplicado. Y con ellos, los éxitos.
Cuatro formaciones corales forman ya parte de la manada de El León de Oro y todas ellas se han construido de manera similar, con la unión de sus miembros, independientemente de su altura y edad. Los más pequeños componen “Los Peques”, las chicas más jóvenes se unen en “Aurum”, luego está el coro primigenio, el que da el nombre a la marca, y el de última creación, el de “Padres y madres de Peques de El León de Oro”. Y, allá donde van, dejan su huella. Y, cual rey de la selva, marcan su territorio y cada vez avanzan más. Van juntos y así han conseguido llegar a lo más alto en canto coral. Desde Luanco, donde nacieron.
Julio García de Paz, el hermano de Marco, es el impulsor del proyecto. Quería que su bar participara en el concurso de canción marinera y habanera de las fiestas del Socorro de Luanco y lo consiguió. Llamó a Marco, que tenía formación coral pese a su juventud, montaron un coro y saltaron por primera vez a los escenarios. Y así lo hicieron hasta tres veces. En Luanco, sin salir del pueblo y solo durante las fiestas invernales de la villa. “Al principio, era como un juego. La bola empezó a crecer poco después, en 2001 y 2002 ya era más serio, ganamos en San Vicente”, afirma Marco García de Paz mientras recuerda la consecución del primer Premio Lira Marina de Oro y Premio Especial del Público en el Certamen Nacional de San Vicente de la Barquera (Cantabria). “No lo esperaba nadie”, remata. Antes, ya habían ganado por dos años consecutivos el Certamen Coral Internacional Villa de Avilés.

El León de Oro tiene reconocimiento internacional. Foto/Ricardo Solís.
Peter Phillips y la música renacentista
La expansión local, regional y estatal del grupo estaba dando sus primeros pasos. En 2003, los ‘leones’ se convierten en el campeón absoluto del Gran Premio Nacional y dan un zarpazo que continúa expandiéndose. En 2005 la agrupación luanquina decide dar un salto más y dejarse oír en el Este de Europa. Un certamen en la ciudad de Varna (Bulgaria) les catapulta a la escena internacional. Y más después de volver para Luanco con dos premios: un segundo en la categoría de coros de cámara y un tercero en coros mixtos. La proyección de las voces de El León de Oro era imparable.
En 2005 se alzan también con el primer premio en el certamen coral de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), uno de los más destacados de España junto con el de Tolosa (Guipúzcoa), al que van al año siguiente, alcanzando el segundo puesto. Y más allá, en 2006, se convierten en el Campeón Absoluto en el VIII Gran Premio Nacional de Canto Coral. El León de Oro ya rugía fuerte, a escala internacional, y comenzaba a sonar su nombre.
Así hasta 2008, su gran año. Llegó al certamen internacional Guido d’Arezzo, en Italia, y lo ganó todo. Esa circunstancia le permitíó estrechar lazos con Peter Phillips, director británico y especialista en música renacentista. “Es una figura a nivel mundial, y tenemos la suerte de poder compartir con él, de hacer comunidad, tenemos una gran colaboración”, señala el director de la agrupación. Es tal la vinculación de Phillips con El León de Oro que recientemente fue nombrado director honorífico del coro. “Es más que un vínculo humano, tenemos un disco grabado con un sello inglés que no tiene título y se centra en el alto Renacimiento, en finales del siglo XVI”, indica García de Paz.
La amistad con Phillips les abrió puertas, les permitió cantar en Londres en el London International A Capella Choir Competition. Y volvieron a conseguir el primer premio. Esa fue una de sus últimas actuaciones en un certamen. La próxima prevista será en Tolosa, en noviembre de 2018, durante el 50º aniversario del concurso. “Es un honor que nos invitaran a participar en el 50º aniversario, somos los únicos del Estado, también está el anfitrión”, afirma con ironía. “Es un orgullo increíble que pensaran en nosotros”, apostilla. Desde entonces a esta parte, el coro sigue ahondando en la formación. “Estamos en una fase nueva, los concursos son medio más que un fin”, destaca el director, que apunta que una de las principales claves para el coro es “estar a gusto”.
Esa fase nueva ya comenzó hace años y siempre con la misma filosofía, la unidad y sentir el coro como una gran familia. Es la cantera. Esos tres coros están en continua preparación y con vistas a vestirse la camiseta del coro adulto. Los Peques, como su nombre indica, son voces muy jóvenes cuidadas y mimadas bajo la batuta de Elena Rosso, también soprano de El León de Oro. Este grupo nace en el año 2000 y poco a poco ha ido asentándose. Actualmente está formado por medio centenar de niños y adolescentes. Con su propia trayectoria, Los Peques también han dado sus zarpazos en competiciones, incluso consiguieron medalla en concursos de Italia, Hungría y Bulgaria, entre otros. Es el grupo más numeroso y nutre de cantores tanto a Aurum primero como a El León de Oro después. “La cantera es primordial para mantener el coro”, remarca Marco García de Paz.

Una reciente actuación del coro en Luanco donde nació. Foto/Ricardo Solís.
130 personas de varias Autonomías
El coro luanquín, con sus diferentes sellos, está formada por 130 personas que se dedican exclusivamente a cantar. A partir de ahí, El León de Oro tiene un gran red de familiares, padres y madres de los “peques”, amigos y colaboradores varios. El coro adulto tiene entorno a 50 miembros, Aurum cuenta con treinta chicas y “Padres y madres” son otros treinta. “Menos mal que decidimos apostar por la cantera, son necesarios y además están identificados con el proyecto”, apunta Marco García de Paz. Y todos jóvenes, desde el coro infantil hasta el de adultos, algo que rompe con la idea del paulatino envejecimiento del mundo coral.
El potencial de las voces femeninas en Los Peques animó a Rosso a formar un grupo de chicas, un coro intermedio en el que sus componentes podían compaginar actuaciones con los pequeños y a su vez con el coro adulto. El grupo nació a principios de 2012 y ese mismo año llegaron a lo más alto. Ese verano será recordado para más de una de las componentes. Debutaron en un certamen internacional en Hungría, quedaron cuartas y un mes después tocaron el cielo en el concurso Guido d’Arezzo, en el que cuatro años antes El León ya había rugido a los cuatro vientos. Solo en ese concurso, ganaron el primer premio en Música del Renacimiento, el segundo en folclore y el premio especial del jurado a la mejor dirección, que recayó en Elena Rosso.
El León de Oro, en ocasiones, parece mucho más que un coro y se convierte en una gran familia. La edad de sus componentes invita a ello. El grueso, hombres y mujeres, tiene entre 25 y 35 años. La camaradería es una de las bases de una coral, en la que unen sus voces cantores de 18 años con otros de 50 . “En El León de Oro somos de todos los sitios: Luanco, Oviedo, Ribadesella,… y luego Galicia, Albacete, Soria, Ciudad Real, los de fuera están vinculados con el Conservatorio de Oviedo”, señala el director. El colectivo, desde el cantor más pequeño del coro infantil hasta el mayor de todos, es una piña y transmite una energía que ha contagiado al entorno que rodea al colectivo. Familiares de las voces infantiles y allegados han decidido lanzarse al mundo coral, también lo hacen bajo el paraguas del coro luanquín. Son “Padres y madres de Peques del León de Oro”. Elena Rosso también lleva la batuta de esta formación, la más reciente, nacida en 2015.
El coro está en buena forma, ha crecido musicalmente y sus directores se han rodeado de figuras del género. Además de Peter Phillips se puede citar a Javier Busto, Xabier Sarasola, Julio Domínguez… que con el tiempo se han convertido en amigos de la formación. Han recorrido media Europa y han estrechado lazos sin olvidar sus orígenes. En Luanco, sobre todo, y en el concejo de Gozón, por extensión, son considerados una especie de embajadores y, para los aficionados asturianos al mundo coral, los ‘leones’ son un referente que ya goza de reconocimiento europeo. Y el armónico rugido coral que comenzó oyéndose en un pequeño pueblo marinero asturiano podría cruzar el charco y abordar lejanas aventuras, como los antiguos pescadores de ballenas de Luanco. Ya hay quien apunta a Estados Unidos y Asia. Este León es joven y tiene cuerda para rato.
Sus números avalan una trayectoria imparable. En veintiún años de vida, el coro ha ofrecido más de cuatrocientos conciertos, han interpretado más de trescientas obras de autores de una lista interminable, unas 250 personas han dejado oír sus voces aquí desde su nacimiento, con una cifra de premios que supera el medio centenar. Han colaborado también en conciertos solidarios como el que cada año ofrecen en el Museo Marítimo de Asturias, en Luanco, en estos últimos años por la investigación del Síndrome de Rett. Han llenado La Laboral de Gijón, el Centro Niemeyer de Avilés y todo aquel escenario que han pisado. Sus voces son oro, como el apellido de un coro que un buen día de 1996 decidió presentarse a un concurso para representar a un bar.
“Esto no tiene fin”, señala Marco García de Paz, momentos antes de comenzar su jornada en el Conservatorio de Oviedo. Ahora toca una época de conciertos y festivales, de seguir cuidando las voces de los “cachorros” de la manada y del trabajo colaborativo. “Cada uno se atribuye una función, hay personas que se encargan de una cosa, una agente musical, un encargado de redes sociales,…”, señala el director, que resalta que el coro surgido hace 21 años en la calle luanquina Ramón Pérez de Ayala tiene un gran sentimiento de comunidad. Y resiste “en un mal considerado mundo coral en el que cuesta mucho trabajo”, apunta Marco Antonio García de Paz, que hace una pausa y dice: “Pero merece la pena”.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 54, ENERO DE 2018

You must be logged in to post a comment Login