Cultures
“Luz, Micro y Punto”, sombras de arte desde lo artesano
Alejandra Matallanas / Periodista.
“En China hay una leyenda sobre un Emperador que tras perder a su mujer estaba muy triste, y un siervo le dijo que podría ver cada noche a su mujer a través de una tela pero tenía que prometer que no la tocaría. El Emperador aceptó y cada noche el artista se colocaba detrás de la tela y con un juego de luces y sombras se presentaba como su esposa. Pero, una noche, el Emperador no aguantó más y quiso abrazar a su mujer, así que rompió la tela y se encontró con el artista. A partir de ahí no se sabe si le perdonó la vida o lo mandó matar, pero ellos cuentan la historia como el origen del teatro de sombras”. Este detallado relato de Verónica R. Galán es de ensueño, pero el grupo de teatro de sombras que montó en Asturias con sus amigas Chantal Franco y Patricia Toral es una feliz realidad. Los caminos de sus vidas les han llevado a un proyecto de rostro femenino llamado “Luz, Micro y Punto”.
Emocionarse con el público
“Queremos ser un puente en el Reino de las Sombras, por el que cada regocijo, cada canto y cada sueño en él nacidos sean llevados a todos los reinos posibles, a todos los mundos, a todas las vidas…”. Así termina el cuento escrito por su amiga Rebeca Minguito. Habla de Patricia, Chantal y Verónica, y de su cometido en este mundo de luces y sombras que es “Luz, Micro y Punto”.
Cada una ha llegado aquí desde distintos lugares: Verónica se formó musicalmente en el Conservatorio de Gijón, tras realizar la carrera de piano se tituló como maestra de música y actualmente da clases en un colegio. Chantal es pedagoga y trabaja como orientadora en un Instituto. En Granada aprendió a hacer marionetas, se enamoró de este mundo artístico y siguió formándose en Madrid, donde aprendió las técnicas del teatro de sombras. En esa misma época, Patricia se sumergía en el universo del teatro de sombras también, pero en Malta. Aunque con formación de perito industrial, siempre ha sido una amante de las artes y en un momento de su vida decidió dejarlo todo e irse a la isla mediterránea a buscarse la vida.
Patricia y Chantal se habían estado formando al mismo tiempo en el teatro de sombras y cuando volvieron a verse en Asturias se dieron cuenta de que querían experimentar con distintos objetos, materiales y modelos de proyección. Combinar la técnica analógica con la digital, buscar puntos de unión y puntos de ruptura y contraste. Además, junto a todo eso, debía haber música, y la encargarla de crearla sería Verónica: “Yo tenía ganas de crear, de hacer cosas nuevas. Además, nos apetecía mucho hacer algo juntas”, comenta.
Así nace este grupo artístico, gracias a la amistad, por sus ganas de crear y experimentar, por su necesidad de unir conocimientos y aptitudes para hacer algo novedoso y no muy común en España, y menos en Asturias. Parece que desde el principio todo ha ido de manera fluida, incluso la elección del nombre. “Nos llamamos así por varios motivos: primero la Luz, fundamental por el uso que hacemos de ella en nuestras obras. Micro, porque la música es clave y también porque usamos cosas pequeñas en la escenografía, mucha miniatura. Y por último, Punto, porque el punto rojo es una constante también en nuestras creaciones. Así de sencillo, y punto”, explica Chantal.
No son un grupo convencional de teatro de sombras, porque apuestan por aparecer en la escena, ser parte de la obra. No se esconden detrás del escenario, que es lo habitual en esta modalidad teatral, donde no se suele ver al artista, sino que están siempre presentes, con sus herramientas visibles, con su danza coordinada de un lado a otro, creando en directo al ritmo de un piano perfectamente iluminado que envuelve y cierra la escena llenándola de magia. Para ellas es importante compartir con el espectador lo que está ocurriendo, “nos comunicamos constantemente entre nosotras de manera sutil, y también captamos la comunicación entre el público, eso es muy enriquecedor, ver como lo perciben todo en tiempo real” comentan.
Se consideran a sí mismas “artesanas”, no “artistas”, mientras Verónica compone, Chantal y Patricia fabrican objetos, hacen recortes y colocan focos. “Queremos mostrar que se puede hacer arte desde lo artesano” cuenta Patricia. Esta visión de su trabajo resulta muy educativa para un público infantil que puede apreciar cómo se realizan las cosas y su resultado final, a través de herramientas que los niños también usan, como los colores, la lana, los papeles y las tijeras. “Siempre buscamos un componente pedagógico, pero sobre todo un componente emocional. Nosotras nos emocionamos durante la actuación, no solo el público” relata Chantal.
Sus influencias son variadas. El teatro de sombras encuentra su nacimiento en el continente asiático y varios países se disputan su origen primigenio, no solo China. Lo indudable es que en ese país, y en India y Tailandia, es donde más han evolucionado las técnicas y donde está más arraigado.
También ponen su vista en Europa, donde las mayores influencias vienen de Turquía por el desarrollo que este estilo teatral tiene debido a su proximidad con Asia. También una compañía italiana, “Gioco Vita”, es un referente para ellas, por su experiencia y calidad en el juego de luces y sombras. Pero para “Luz, Micro y Punto” las influencias de artistas menos conocidos como los latinoamericanos es esencial, al igual que predecesoras en otras disciplinas artísticas como la cineasta alemana Lotte Reiniger, precursora en la técnica del uso de las sombras en las películas de animación, con obras tan destacadas como Las aventuras del Príncipe Achmed (1926). Valoran la originalidad y la valentía de artistas que, como ellas y tantas mujeres, han sido invisibilizadas a lo largo de la historia del arte.
On el funambulista, su ópera prima
La primavera de 2013 vio nacer y crecer On el Funambulista en el Local Creativo Paraíso de Oviedo, y la estrenaron en julio del mismo año. Fueron tres meses de creación muy intensos, Patricia y Chantal escribieron la historia. “Se trata de un relato bastante simbólico, sin duda cuenta un viaje. Le vemos nacer y enfrentarse a elecciones sobre situaciones vitales que le gustan y otra no tanto”. Verónica compuso la música que toca con distintos instrumentos, desde un mini acordeón, hasta unas flautas, pasando por un carillón, cascabeles, un piano de juguete, una kalimba y el piano como elemento esencial.
En esta obra el protagonista avanza midiendo sus decisiones y con la mochila de la vida cargada de experiencias, melancolía y romanticismo. Es un culto al equilibrio del alma, donde caben tantas interpretaciones como imaginación tenga quien la disfruta. Deja a elección del espectador llenarse con lo visual y lo musical únicamente, o buscar significados en la historia, rodear de metáforas las notas que toca Verónica y las luces y escenas que Patricia y Chantal crean sobre el lienzo blanco.
Verónica recuerda con emoción cuando fueron seleccionadas en Fetén en 2014. “Llevé a mis alumnos del colegio, son niños de diez años, y entendieron la historia perfectamente”. Sin duda alguna, y ellas lo saben bien, hacen arte para un público sensible. No es una cuestión generacional sino de sensibilidad. Y con esta sutileza y detalle está cuidado el ambiente, el vestuario, cada detalle coreografiado al ritmo de las notas musicales iluminadas con una luz tenue roja de una lámpara que nos hace viajar a un lugar a caballo entre un pequeño teatro de París y a una representación de sombras en el centro de Praga.
Solo han utilizado parte de los recursos que trabajan. “Decidimos escoger cuatro o cinco recursos y algunas técnicas de las que pusimos en común, y centrarnos en esto para contar esta historia. En la siguiente utilizaremos otras cosas”, comenta Patricia. El uso del retroproyector cautiva, por la calidad de la imagen que proyecta con más nitidez que cualquier otra pantalla, y descubre una historia en una cueva oscura donde el ambiente de luces, sombras y música no te deja evadirte ni un segundo.
Tras su puesta en marcha, hace ya dos años, no han parado de viajar: Madrid, Barcelona, País Vasco, Cantabria, Zaragoza o Logroño, son algunos de los lugares donde han podido llevar su obra. “Patri se encarga de la distribución, ella se mueve, busca y organiza los sitios para actuar. Estamos muy contentas con la acogida, el uso de los proyectores llama mucho la atención y además vivimos un auge del teatro de sombras y también del uso de la tecnología analógica en el mundo artístico”, comenta Chantal.
La Laboral y su próximo proyecto
Chantal vivía en una casa en el centro de Gijón, la llamaban “El Palacio”, era una casa antigua donde se realizaban conciertos y exhibiciones de arte. “Cuando tuvimos que dejar la casa hicimos una fiesta de despedida. En cada cuarto de la casa había breves actuaciones de distintas expresiones artísticas”, recuerda. Necesitaban un espacio amplio para la preparación de sus obras y decidieron presentar un dossier al Centro de Arte de la Laboral donde obtuvieron una residencia para este segundo proyecto que están preparando. “En la Laboral, además del espacio, recibimos ayuda con temas de producción, nos hacen vídeos y nos promocionan en sus actividades y en su web”, cuenta Patricia.
Ahora están trabajando en su segunda obra como grupo artístico, cuentan poco para no desvelar los secretos y mantener la curiosidad, pero adelantan que se trata de una historia sobre los recuerdos donde habrá marionetas, sombras y, por supuesto, música en directo. “Aunque habrá retroproyectores solo se utilizaran en fragmentos, y en cambio usaremos otras cosas como focos” comentan. Pero una cosa sí tienen clara, la esencia de “Luz, Micro y Punto” se mantendrá intacta, e incluso como más participación de ellas durante la representación.
Aunque es cierto que la crisis económica pesa como una losa en el mundo artístico, el auge de este estilo teatral les está permitiendo abrirse un hueco en los circuitos artísticos y, por tanto, darse a conocer. “La clave es moverlo bien, pero para vivir las tres de ello tendríamos que estar en una distribuidora y dedicarnos cien por cien a ello y de momento tenemos otros trabajos con los que lo compatibilizamos”, explican.
Este mes irán a Malta a participar en un festival de música y arte. Allí realizarán alguna improvisación y probarán materiales y técnicas nuevas para futuros proyectos. Goma espuma, fluidos, plantas secas, bengalas, comida, lana, la linterna mágica, una mesa de luz o una máquina de escribir son algunos de los elementos que forman parte de sus creaciones. De momento no se plantean límites y se mantienen en una continua experimentación, dejándose llevar por ese Reino de las Sombras que las ha atrapado y en el que encajan a la perfección.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 39, JULIO DE 2015

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