Afondando
Manuel Cruz: “Mas improvisa como Chaplin”
En la víspera de la consulta soberanista en Cataluña, que se quedará en una movilización popular simbólica tras la prohibición para celebrar un referéndum, Manuel Cruz reflexiona con lucidez sobre “el problema catalán”. Catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona, en julio de 2013 fue uno de los fundadores de Federalistes d’Esquerres, asociación que preside. Recientemente se ha publicado Una comunidad ensimismada (La Catarata, 2014), que recoge diez años de colaboraciones periodísticas sobre la cuestión catalana. Esta entrevista que publicamos ahora en la edición digital de ATLÁNTICA XXII, producto de una larga conversación entre el autor y el filósofo, es la parte que no aparece en el número 35 de la revista, que ayer salió a la calle.
“Olvidamos que Convergència se planteó una sucesión dinástica”
Steven Forti / Investigador del Instituto de História Contemporânea de la Universidade Nova de Lisboa.
¿La estrategia de Mas del último bienio estaba prevista?
Mi sensación es que claramente ha ido improvisando. Si uno analiza las posiciones políticas objetivas y las declaraciones de Mas en la legislatura anterior en ningun caso anticipaban esto. Creo que Mas, cuando está en la oposición con el Gobierno de Montilla, fantasea con hacerle una OPA hostil a ERC y quitarle al Tripartito su base más nacionalista. Y toma iniciativas, como la Casa Gran del Catalanisme y la campaña por el Dret a Decidir en infraestucturas que están coqueteando con las bases de Esquerra. Ahí Mas en cierto modo opera de aprendiz de brujo: se encadena a un tipo de fuerzas que luego se va a ver que no controla. Cuando ya está en el poder no hay nada que nos lleve a pensar que Mas iba a optar por una estrategia cripto-independentista. Su socio es el PP, la ideología que muestra es neoliberal, se declara business friendly e incluso en los días antes de la Diada de 2012 hubiera querido que la reivindicación fuera por un pacto fiscal. Lo que ocurre es que se ve desbordado e improvisa. Como Charles Chaplin en Tiempos modernos, se pone a la cabeza de una manifestación que no ha convocado. Después del 11 de septiembre de 2012, Mas teatraliza el abandono de la reivindicación del pacto fiscal para poder incorporarse más o menos explicitamente a la ola soberanista. La palabra independencia estaba vetada. Pero después de las elecciones del 25 de noviembre de 2012 reconfigura su táctica, remodela otra vez el mensaje y habla más o menos abiertamente de independencia. Mas es un tacticista desatado. Lo de las últimas semanas es la apoteosis del tacticismo.
¿Quién lidera el procés?
El problema es que en el sentido fuerte de la palabra no se está liderando el proceso. Lo que hay en Cataluña es un proceso de movilización que no se corresponde con una dirección política, aunque es cierto que la ANC y Òmnium Cultural tienen un enorme protagonismo.
¿Se esperaba la declaración de Pujol confesando su delito fiscal?
No me lo esperaba, la verdad. Con efecto retroactivo creo que ilumina muchas cosas. Creo que la versión de la herencia es muy poco creíble. No sé qué padre que tiene dos hijos le deja todo el dinero al hijo, la hija no recibe nada y no sabe nada. Y, además, no es que lo deja al hijo, sino a la nuera. Es todo bastante inverosímil. Tiene todo el aspecto de que a lo mejor hay alguna conexión entre todo esto y Banca Catalana.
¿Por qué la confesión de Pujol llegó justo en ese momento?
¿En qué coyuntura lo pudiera haber hecho? Era cada vez más complicado y cuanto más tiempo pasaba era menos justificable. En algun momento Convergència se planteó con la aquiescencia de todo el partido una sucesión dinástica. ¡Esto lo hemos olvidado! Si este episodio hubiera aparecido, esta estrategia hubiera saltado por los aires. Si ahora lo ha hecho es que debía estar absolutamente contra las cuerdas.
¿Qué le pareció la comparecencia de Pujol en el Parlament?
Lo relevante es lo que dijo y la actitud que tomó y también la actitud de la comisión e incluso del Parlament. En aquel momento, a los efectos de esa comparecencia, Pujol estaba ahí en calidad de alguien que ha reconocido la comisión de un delito y no en calidad de ex presidente de la Generalitat. ¿Alguien que va en esa calidad puede ser recibido por la presidenta del Parlament e invitado a comer en el despacho oficial? Lo que todo esto expresa es que sigue habiendo una especie de jerarquía en la sombra que sigue funcionando. Lo que ocurre es que efectivamente lo de Pujol significa una especie de conmoción moral profundísima que da la sensación que se ha intentado negar o posponer o tapar de diferentes maneras. El padre de la patria se estaba revelando tal vez como un delincuente. A todo el mundo en Cataluña se le olvidó hablar de la ejemplaridad cuando salió el caso Pujol.
¿Qué se hizo mal en la Transición?
No sé si se pudiera haber hecho algo distinto a lo que se ha hecho. Las valoraciones excesivamente sumarias sobre la Transición me incomodan mucho. Es obvio que la Transición se hizo con muchas presiones, pero si ahora se hiciera una constitución habría presiones de otro tipo. Esta constitución se cambió hace tres años por presiones económicas de Merkel. Ahora se hace una lectura de la Transición en la que se dice que fue una transición acobardada y a la medida de los militares. Si los militares hubieran estado contentos con la Transición que se hizo, no habría habido 23-F. Ahora bien, ¿se podia hacer más de lo que se hizo? Hacer más hubiera significado hacerse una constitución con carácter federal en la que por un lado hubiera una cámara de representación territorial en la que hubiese una presencia explícita de las comunidades en la gobernanza del Estado y por otro lado que hubiera, como en todo Estado federal, una lista de competencias claramente establecidas. Lo que se hizo fue un Estado pre-federal que dejó muchas cosas abiertas al albur de la negociación y se crearon mini bilateralidades. En un Estado federal no hay bilateralidad, hay corresponsabilidad de todas los Estados que forman la federación. Todo esto creó una dinámica del privilegio, de la singularidad y una dinámica de la emulación que fue muy perjudicial.
¿Es sincero el PSOE en su propuesta de reforma de la Constitución?
Creo que sí. Hay sectores más jacobinos en el PSOE. Es evidente. Pero en este momento lo que digan Bono o Rodríguez Ibarra es irrelevante. No tienen ningún poder. Lo que importa es cuál es la línea que establece la dirección y cuál es la propuesta que presenta. También hay que decir que no se puede llevar una propuesta cerrada, la hay que negociar. Una constitución no la hace solo la izquierda.
¿El Ejército español consentiría la disgregación del Estado, aunque esté sometido al poder civil desde la restauración democrática?
No creo que en este momento el Ejército sea un agente político que pueda intervenir en ningun sentido. El Ejército quedó definitivamente desactivado cuando fue Narcis Serra ministro de Defensa. Las cosas que aparecen ahora son puramente anecdóticas. No estoy discutiendo que haya un componente en los militares profundamente conservador, pero en demasiadas ocasiones seguimos manejando una imagen del Ejército que ya no se corresponde con la realidad. En su foro interno le podría disgustar mucho, por descontado, pero que se plantearan actuar, de ninguna manera. Además en estos momentos el Estado dispone de recursos mucho más eficaces que los tanques para desactivar una iniciativa en el momento en que se lo propusiera.

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