
Los miembros de SOS Cultura celebraron una asamblea abierta en la propia Fábrica de Gas. Foto / Mario Rojas.
SOS Cultura y la Asociación de Artistas Visuales de Asturias (AAVA) no se creen el proyecto del Ayuntamiento de Agustín Iglesias Caunedo (PP) para la Fábrica de Gas de Oviedo. Así lo han hecho saber en diferentes momentos, el último de los cuales se produjo esta misma mañana, en la visita guiada al recinto industrial a la que acudieron varios integrantes del movimiento ciudadano ovetense.
Ante el técnico municipal, Chus Neira, tuvieron ocasión de cuestionar una propuesta que supone más humo que gas y que permite, mediante un caramelo envenenado, distraer de una actuación urbanística que aprueba el derribo del edificio de azulejos de Joaquín Vaquero Palacios o de la nave de la Sociedad Popular Ovetense, origen de la fábrica, dejando solo las fachadas. La construcción allí de viviendas por parte de Hidroeléctrica del Cantábrico, ahora propiedad de la portuguesa EDP, ha conseguido la cesión al Ayuntamiento de Oviedo de otros tres edificios en los que se planea un equipamiento artístico-cultural, conforme a la reivindicación de Oviedo SOS Cultura.
Pero la propuesta municipal, aunque atractiva, presenta numerosas carencias, la primera de espacio y la segunda de presupuesto y modelo de gestión, como ya manifestaron los miembros del colectivo ciudadano en un manifiesto leído el pasado domingo ante las puertas de la fábrica. Según SOS Cultura, que defiende un equipamiento “100% público, 100% ciudadano”, el espacio es “insuficiente”, ya que “en realidad estamos hablando de solo una pequeña parte del conjunto de la Fábrica de Gas, a cuya completa recuperación no se debería renunciar por parte de Oviedo”.
Por otro lado, desconfía “profundamente” de las “derivas privatizadoras” de un proyecto que propone “una dirección externalizada o gestión empresarial que suena a una nueva privatización encubierta de servicios públicos para entregar un bien de todas y todos a un empresariado que ya gestiona en Oviedo prácticamente todos nuestros impuestos”. Como ejemplo, la pretensión de dedicar tan solo 20.000 euros para programación y 191.000 para personal y para una empresa que gestionaría el espacio. “¿De qué estamos hablando? ¿De un nuevo centro cultural en el que las y los artistas y trabajadores y trabajadoras culturales van a trabajar gratis o en condiciones muy precarias mientras una empresa se llena los bolsillos como intermediaria? ¿Es este el tipo de centro cultural que necesitamos?”.
SOS Cultura defiende que la gestión se realice a través de la Fundación Municipal de Cultura, otra de las reivindicaciones del movimiento ciudadano, recuperada a mediados del año pasado pero también a medio gas, por culpa de los desacuerdos políticos desde la propia gestación de sus estatutos.
A estos comentarios se suma ahora la AAVA mediante un comunicado en el que consideran «rechazable desde todo punto de vista la propuesta” y exigen «un centro municipal público, que cuente con los artistas y demás trabajadores locales de la cultura, que se ven obligados a desarrollar su necesario trabajo de forma precaria». Según consideran, el proyecto «es solo una pequeña parte del conjunto arquitectónico», lo que les hace poner «en duda el cumplimiento de la amplia oferta que propone».
Al igual que SOS Cultura, la asociación de artistas centra su crítica en la externalización de la gestión del proyecto y la distribución del presupuesto, que, según la AAVA, destina «un 90% para gastos de gestión y un 10% para programación cultural». Para la AAVA, presidida por la pintora Consuelo Vallina, es «una desproporción de fuerzas que obligaría a los artistas a ofrecer su trabajo de forma deficitaria o incluso gratuita, como viene siendo lo habitual a excepción de las adjudicaciones arbitrarias por parte del Ayuntamiento, que atentan seriamente contra las ‘buenas prácticas’ que todos estamos deseando se cumplan de una vez en nuestra ciudad».
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