Afondando
Qi Zhiyong: “Fue el PCCh el que disparó la bala”
Qi Zhiyong se quedó sin la pierna izquierda tras recibir un disparo durante las protestas de la plaza de Tiananmen de Pekín de 1989, una tragedia que cumplió recientemente un cuarto de siglo. A sus 58 años, permanece desde hace dos meses bajo arresto domiciliario y no puede hablar con los periodistas. Esta entrevista fue realizada en vísperas del aniversario de la tragedia, cuando acababa de volver a casa del hospital y un par de días antes de que una patrulla policial empezara a controlar sus movimientos. Fue una cita fruto del azar, ya que Qi no atiende ni concede entrevistas.
Rita Álvarez Tudela / Periodista (Pekín, China).
¿Siguen fresco en su memoria lo que ocurrió en Tiananmen hace 25 años?
Para una persona 25 años es un tiempo muy largo. A decir verdad, recientemente muchos periodistas me buscan pero los rechazo. Los rechazo porque considero que han pasado 25 años y todo el mundo sabe lo que pasó pero, ¿quién puede entender mi dolor?
¿Qué recuerda de aquellos días?
Ayer según el calendario chino empezó el verano. Me dolió mucho mi pierna y hoy va a llover. Cada vez que llueve me duele también. Lo que me da este dolor es el Partido Comunista Chino (PCCh), hay que hacer cuentas con él de esta deuda de sangre. No he olvidado ni un solo día lo que pasó aquel 4 de junio de 1989. Este año se cumplen 25 años, pero no importa si es el aniversario de 5, 10, 20 o 25 años, durante este periodo han cambiado varios mandatarios del PCCh pero se sigue manteniendo igual la situación. Siguen reprimiendo y deteniendo a gente. Siguen sin querer reconocer lo que pasó. Frente a ellos estamos los testigos de la masacre y las madres que perdieron a sus hijos. Queremos justicia pero de momento no hemos conseguido nada.
En su pierna tiene las secuelas de aquello. ¿Qué es lo que le pasó?
Me la han amputado dos veces y ya no tengo rodilla. La bala expansiva o “dum-dum” es un tipo de bala prohibida por la Comunidad Internacional. La bala rompió los vasos sanguíneos de mi pierna. En aquel momento, tanto las condiciones del hospital como el conocimiento médico no eran suficientes para tratar una herida de bala. Ellos solo sabían tratar las heridas de cuchillo o las quemaduras, pero no sabían nada de las heridas de bala. Además, me contagiaron el virus de la hepatitis C en una transfusión de sangre. Me hicieron mucho daño tanto en el cuerpo como en el corazón. Al final, mi esposa se separó de mí.
Cuando miro hacia atrás, percibo aún el olor a sangre en mi nariz y me siento muy mal. El olor de sangre viene de mi memoria de Tiananmen de aquel momento, vi con mis ojos que el Ejército condujo tanques para reprimir a la gente, había muchos vehículos blindados también.
En la calle había ciudadanos y estudiantes gritando, protestando y el ejército ignoró a la gente, condujeron los tanques como si estuvieran en tierra de nadie. Fueron contra la gente y empezaron a disparar. Siempre están en mi memoria estas escenas. Cuando lanzamos petardos para celebrar el Año Nuevo Chino y oigo el sonido de los petardos, mi pierna tiembla y me siento muy mal.
Actualmente, ¿qué medicación tiene que tomar?
Tengo que tomar tres tipos de pastillas, tres veces al día y además tomo medicina china tradicional para quitar el dolor. Estoy cada día peor. Soy diabético y por un ojo veo todo con una sombra blanca. Además, tengo que ir al hospital cada poco tiempo para que me inyecten una vacuna contra la hepatitis C.
Cuando me amputaron la pierna, tuve una infección en la sangre y me contagiaron la hepatitis C. En aquel momento esta enfermedad no se conocía en China y los médicos no sabían cómo prevenirla.
Chusma con suerte por vivir
¿Qué le pide al Gobierno chino? ¿Cree que alguna vez reconocerán lo sucedido?
Todo el mundo sabe que, en aquel momento, los estudiantes dirigieron este movimiento y todos los chinos sabemos eso. En aquel momento le pedimos al Gobierno chino que sancionara a los corruptos. Ahora le pido que me paguen salarios porque necesito comer y también una compensación por mis heridas. Ellos me dicen que soy chusma y que tengo mucha suerte por estar vivo.
El Gobierno comunista no me paga ninguna ayuda porque participé en la sedición, porque al movimiento lo definen como sedición. Yo trabajaba en una empresa de construcción y querían pagarme entre 50.000 y 70.000 yuanes para despedirme pero les dije que no me iba a ir aunque me dieran 500.000 yuanes.
Hasta ahora solo cobro 300 yuanes mensuales de salario. No me voy de la empresa porque soy inocente, la herida me la hizo el PCCh, fueron ellos los que dispararon la bala.
Este año es mucho más complicado hablar con las víctimas de aquella barbarie. De esta forma el Gobierno chino consigue que la gente joven no conozca lo que sucedió. ¿Qué opina?
Yo quedé discapacitado pero muchas madres perdieron a sus hijos. Estoy vivo, nunca dejo de decir la verdad a la gente en Internet o en cualquier sitio. Por ejemplo, en el autobús la gente me cede el asiento y me pregunta ¿qué le pasó a tu pierna? Contesto que me disparó la bala el PCCh. Me preguntan cuándo fue y les digo que el 4 de junio del año 1989. Hablo también con los jóvenes, los ancianos y los que no saben la verdad de este movimiento en cualquier sitio. Además, escribo en Internet, converso con mis vecinos cuando estoy libre. Veo que hay muchos jóvenes que quieren saber la verdad de aquel movimiento.

Los medicamentos se agolpan en la casa de Qi Zhiyong, que tiene muy deteriorada su salud. Foto / Rita Álvarez Tudela.
Yo siempre me digo a mí mismo que no puedo olvidar la verdad, hay que decírsela a la gente, como se dice en mi tarjeta de contacto: decir la verdad, negarse a olvidar, llamar a la conciencia y buscar la justicia. Para que los jóvenes sepan que esto es la historia de China y, lo más importante, que éste es un escándalo del PCCh, es una masacre de sangre y debemos decírsela a los jóvenes.
Ha pasado por varios arrestos domiciliarios y más represalias por querer que se sepa la verdad. ¿Seguirá implacable pese al alto precio a pagar?
La memoria para mí es muy dolorosa. Después del año 1990, a principios de 1992, hay gente que me buscó. La profesora Ding Zilin empezó a hablar frente al público. Ding habló por su hijo porque éste murió, además otras madres hablaron también, por lo tanto, participé con ellos. Buscábamos en la calle, en los callejones y en los lugares en los que el ejército disparó, para encontrar a los heridos y a las víctimas.
Andaba con muletas o en silla de ruedas, por eso llamamos la atención de la policía. Desde ese momento en las fiestas chinas o en momentos sensibles viene la policía o la gente del Ministerio de Seguridad para imponerme un arresto domiciliario. Pronto vendrán otra vez.
Perseguido por una entrevista
¿Cómo vivió el Premio Nobel de la Paz a su compatriota y amigo Liu Xiaobo?
Yo sufro mucho porque no tengo libertad pero nunca me rindo. Sobre todo después de que en 2011 Liu Xiaobo ganase el Premio Nobel de la Paz. Soy muy amigo suyo y también del activista Hu Jia.
Liu dedicó su Premio a las víctimas de Tiananmen pero yo no pude celebrarlo porque la policía me lo impidió. Me hicieron una entrevista para la radio francesa y les dije que ese premio era para todos nosotros, los que participamos en las protestas. La policía me llevó y cuando hablamos me dijeron que la clave fue lo que dije en la entrevista.
Un día ellos vinieron cuando estaba tomando mis medicinas. La gente me llamó, salí y vi que era la policía. Ellos me invitaron a fumar pero lo rechacé y, de pronto, entraron tres personas y habían dos más esperando fuera. Me mostraron el carné y me dijeron que fuéramos al Departamento de Seguridad Pública de Pekín. Me dijeron que la causa había sido el premio a Liu Xiaobo y la Revolución del Jazmín.
Estuve arrestado un mes y medio, como le sucedió al artista Ai Weiwei, pero él tuvo más de 80 días de arresto. No había nada en la habitación, no podía quitar la ropa ni para dormir y tampoco tenía almohada. No me permitieron ducharme y mi barba estaba tan larga que parecía un mendigo.
¿Cuándo aprendió el significado de la palabra democracia?
(Señala la foto de joven) Este era yo antes de que me hirieran. Tenía 33 años. Han pasado 25 y este mes voy a cumplir 58. En aquel momento supe lo que significa la palabra democracia, lo que no existía en China.
Los chinos creen en el PCCh desde niños, porque no conocen otra cosa. Ese era también mi caso. A partir de las protestas hubo mucha gente que tuvo conciencia de lo que significan la democracia y la libertad.
¿Seguirá contando lo que le pasó en Tiananmen en el futuro?
Tenemos que hacer saber la verdad, no olvidar lo que pasó, llamar a la conciencia social y buscar la justicia para que el mundo sepa la verdad sobre este movimiento.
Mi hija un día me preguntó por qué solo tengo una pierna si el resto de la gente tiene dos. Yo le dije que me la cortó el PCCh. Le conté la verdad, lo que pasó aquel 4 de junio porque no quiero que crea en lo que dice el PCCh.
La gran incógnita sigue siendo qué le pasó al hombre de la famosa foto del tanque. ¿Usted qué opina?
Estoy convencido de que murió. Él se puso frente al tanque, decidido y su imagen dio la vuelta al mundo. Todos los periodistas del mundo quieren encontrarlo. Desde el movimiento también hemos tratado de encontrarlo pero nadie sabe de él. Se llamaba Wang Wei Ling y estoy seguro de que el partido comunista lo mató.
¿Cree que China ha cambiado mucho en estos 25 años?
Aunque China ha crecido económicamente, el PCCh no ha cambiado su forma de reprimir a la gente.
PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 33, JULIO DE 2014

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