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Atlántica XXII

TRAP, la banda sonora de la generación del desencanto

Cultures

TRAP, la banda sonora de la generación del desencanto

Bejo con el asturiano DJ Pimp.

Carlos Barral / Poeta y promotor cultural.

Por vez primera el Hip Hop y el Rythm & Blues han desbancando al Rock &Roll en las listas de lo más vendido en EEUU. Y mientras España alcanza cotas bíblicas de precariado, el paro baja tímidamente del 20%, y la sociedad es más mestiza y uniforme que nunca merced a las redes sociales, es cuando nuestros jóvenes se hacen más pragmáticos entregándose con pasión a los encantos del capitalismo. Los modelos a los que aspira la mayoría de nuestra juventud –según las encuestas– son Amancio Ortega, Trump, Bill Gates…

El mismo tipo de alergia que en su época causaron melenudos, mods y punks es la que provocan ahora los jóvenes de la generación Z que se abrazan al trap (dicen que no es diminutivo de trapichear), hemisferio donde podemos situar a estos músicos: los que más sarpullidos están provocando en el panorama musical actual.

¿Les suena de algo Albany, Bad Gyal, Blondie, Chanel, Le Fay, La Zowi, Bejo, C. Tangana, Kinder Malo & Pimp Flaco o Yung Beef? ¿Es el trap la banda sonora de la generación del desencanto?

La Vanguardia, recientemente, tituló un artículo al respecto: «Trap, el rap de los ninis”. Jorge Ilegal opinaba (no sin cierta contradicción) hace semanas en el ABC: “Me parece un fenómeno a tener en cuenta. Detesto el trap, no me gusta nada. Muchas cosas han traspasado la pared de mierda y se han convertido en algo realmente bueno. Nunca se sabe”.

La argentina Nathy Peluso.

Preguntamos a Unai Fresnedo, representante de Bejo, de Juancho Marques, de Ayax y Prok:

1.¿Cuáles son las diferencias entre el trap y el rap? En mi opinión el trap es el rap de hoy en día, rap 2.0, o como se diga. La música evoluciona junto con la sociedad, las tecnologías… los raperos también quieren fiesta y bailar y darle una vuelta a los ritmos, la lírica. El hip-hop es la música más poderosa para mí y sería irreal pensar que se quedase estancado.

2. ¿Hay una escena sólida del trap en España? ¿Qué destacaría? ¿Cree que el movimiento ha venido para quedarse? Es indudable que la gente joven lo demanda. Los nuevos productores, creadores, quieren estar a la última y cada vez hay más fuerza en la escena. Los artistas son más profesionales (los que se lo toman en serio) y solo hay que escuchar la música que lleva la chavalada en los coches para poder decir que es un movimiento para quedarse. El que se lo crea va a triunfar.

Entre la propuesta populosa y edulcorada de C. Tangana, que recientemente ha fichado por la multinacional Sony, sello en el que acaba de editar su álbum Ídolo, y el despilfarro de risa y parodia del canario Bejo, ¿dónde la argamasa? ¿Cómo colegir que estamos en una misma corriente mezclando a la tristemente fallecida Gata Cattana, de discurso izquierdista, con el sexualismo banal de una Zowi? ¿El epatante, irónico y ególatra concurso de Kinder Malo y Pimp Flaco concuerdan con la rapsodia seria de Le Fay?

Nos atrevemos a discurrir una definición. Trap: afluente del rap con connotaciones de música electrónica nacido en el seno del imperio estadounidense. Música de arrabal urbana globalizada parida en los inicios del siglo XXI y contaminada de hedonismo, desolación, tristeza y vacilón cuyo paisaje real –e imaginario– está colapsado.

Fuera y dentro del sistema

Cecilio G.

Forman parte de la generación milenial, practican auténtica devoción por el dinero y pertenecen a una cultura pletórica en el descreimiento. Están dotados de furia e ironía y sucumben ante nubes densas de yerba, mucho spanglish y una buena dosis de autotune. Difunden sexo y jerga a raudales, tatuajes, postura de macarra cincelado en el gimnasio y una épica sonora grande.

Justo cuando –o porque– la industria del disco está como un zombi, los chavales se lo curran mayormente desde casa con medios cutres, tanto las grabaciones como los vídeos, que luego nos venden por las plataformas digitales. Hay un gran autodidactismo en la escena. Hay una inconoclastia en las formas que rompe con los antecedentes. Son nativos digitales y se sienten al margen; las herramientas han cambiado y también la industria y el mundo y ustedes. Ellos pescan lo suyo fuera del sistema aunque con las redes del sistema (somos conscientes de la incoherencia). Muchos tienen sus propias marcas de ropa: son ególatras y cautivos de la imagen. Son jóvenes y saben que ser joven, hoy, es una moneda de valor incalculable.

La escena viene erguida porque conecta. La escena es amplia y variopinta. La escena se ha metido fuerte en los festivales de referencia como puedan ser Sónar, Primavera Sound o Low Festival, penetrando incisiva en la industria de la moda. Hay un feísmo que es tendencia: estética suburbial orgullosa que conversa mediante un idioma universalizado por la inmediatez de la comunicación.

C Tangana. Foto / Javier Ruiz (Sony).

¿Es esta la poesía social del desencanto? Hay mucho lirismo en las letras, sí. Lo mismo que discursos duros se encuentran otros vacuos, hay algunos letraheridos con fuego en las venas y hay mucho cartucho desperdiciado entre tanto mirarse el ovario o la punta. Hay machirulismo pero también hay mucha tía fuerte y deslenguada y desprejuiciada. Hay condescendencia, hay timo, hay ritmo. Hay verdad y hay temor. Hay nebulosa, desprecio, autoafirmación y temblor. Hay descaro, disparo con el dedo engatillado, muchas drogas, poca política (o queremos decir militancia), mucho nihilismo.

Es por todo ello que resulta contradictorio, o no tanto, que desde la trinchera del suburbio, desde la barriada en las antípodas o en la vuelta de la esquina, el trap recorra la piel de los continentes como la voz generacional de un planeta herido, contaminado, triste, superpoblado; abocado quizá a morir cantando.

Top 5 Trap

NATHY PELUSO

Nace en Argentina hace 22 años. Tiene una personalidad arrolladora y amplia cultura musical. No solo se la entiende a la perfección sino que marca estilo, clase, personalidad, estilismo y no aburre abusando con el autotune. Sus letras son líricas, rocambolescas, enjundiosas. Pretende hallar una nueva vanguardia musical y a por ello va rulando por camino fértil salpimentando su propuesta sonora con hip-hop, soul, funk, jazz, latinismo… Habla de amor y de miedo, se acicala con fruta porque es energética y vitamínica. Sabe a quién escuchar y por ello cita a Caetano, a Armando Manzanero o a Nina Simone.

ALBANY

Desde CAT, 19 años. Dice en uno de sus temas que fue feliz de cría… Albany quiere ser mamá y tal, en 10 años. Ahora sufre y esculpe en sus versos las veleidades propias de cualquier adolescente que padece la contundencia de la realidad, de la crisis urbana, de lo vital y de lo social. Dice que las bases las pilla por ahí, que es muy inestable, muy hater y que flipa con los extraterrestres, quizá por causa de los efluvios del verde y de las sustancias. Resulta amarga, pero apunta muchas cosas. Está descreída y juega como naif pero cada vez suena mejor, más madura, e irá supurando con más tino, con más carga.

CECILIO G

Llega la depresión desde Barna. Cecilio G tiene querencia por el punk español desde Eskorbuto hasta Siniestro y es su tribu más querida. Tiene un tatu de una cruz en el entrecejo. Y canta “que quiere dinero”, y “dime zorra que opinas de mi peli ahora que tengo un nuevo watch”. Como una bajada a los subterráneos después de una bajada a los subterráneos. Esa es la onda gravitacional que me genera el sonido y la cosa de este rapaz. Algunos de sus seguidores dicen que es un gran poeta. En ocasiones resulta ardua tarea descifrar sus letras absolutamente por todas las causas: lo peor que canta, lo mal que vocaliza, el puestazo, el tune, el sinsentido… ¿Secesionismo musical para desmembrarse de qué?

BEJO

Su logo es un pene. Su jeta un desparrame. Su pelambrera superlativa. Su procedencia El Hierro, Canarias. Su flow totémico. Su verbo, verborreico. Su gracia, mucha. Bejo lleva a los platos al asturiano DJ Pimp, un catedrático de la mezcla y del scrach que atesora una colección de premios DMC apabullante. Bejo factura, junto con su equipo, unos vídeos delirantes muy surrealistas, muy mojo picón. Bejo es unas risas aseguradas con una lírica rimada entre el absurdo y un neocostumbrismo irresistible.

C. TANGANA

Este es madrileño, de 1990. Lo denominan el fenómeno musical del año. Es el autor del jit “Mala mujer”, para que nos situemos. Es la apuesta multi y podría ser la antípoda al anterior. Si en aquél brilla la frescura y el desfase como de natural, este lo borda en la postura, en la moda, en el control de la mercadotecnia para todos los públicos. Va bien de pragmatismo y puede convertirse en un pelotazo global. Sony le ha fichado y Lacoste le ha fichado y vendrán más hacia sus fueros porque su trap edulcorator es carne de procesamiento masivo para consumo ídem. Marca Tangana.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 53, NOVIEMBRE DE 2017

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