Connect with us

Atlántica XXII

Y al final, ¿Gabino libró?

Slider

Y al final, ¿Gabino libró?

Gabino de Lorenzo se retira de la política mientras su partido se anega en corruptelas y algunos de sus validos en Oviedo desfilan por los juzgados. ¿Es el más listo de todos? Igual no.

Gabino de Lorenzo, disfrazado durante la presentación de la temporada de zarzuela, uno de sus momentos favoritos del año. / Mario Rojas

Reportaje publicado en el número 57 (julio de 2018) de Atlántica XXII

 

David Remartínez / periodista y coautor del libro El Gabinismo contado a nuestros hijos

@davidrem

 

Están en una cena Gabino, Rato y Solbes presidiendo una mesa con invitados. Casi han acabado. Se toman un café y algunos refrigerios, de los que el alcalde de Oviedo ha dado buena cuenta a lo largo del convite. En esto llega una azafata e informa a los comensales de que ya pueden montar en el autobús que les llevará de vuelta al hotel. Gabino, que ha permanecido bastante callado entre platos, le suelta de sopetón una broma arrabalera a la moza, haciendo un juego de palabras que la deja ojiplática. Y por unos instantes, también a cuantos se sientan alrededor. Sin embargo, transcurridos unos segundos, todos estallan en carcajadas. Más o menos sinceras, pero carcajadas. Un coro de carcajadas.

Ese es Gabino de Lorenzo.

La anécdota, por supuesto, es apócrifa, jamás sucedió. Pero pertenece a ese acervo popular que ha encumbrado la leyenda del paisano genuino que transformó Oviedo por fuera y por dentro y que en el trato corto funciona como una suerte de irresistible rey bufón. Todo quisque en Oviedo, sean chigreros, funcionarios, presidentes de clubes deportivos, empresarios, artistas, periodistas o paniaguados atesora un chascarrillo desopilante del exalcalde, que nadie sin embargo se atrevería a publicar porque conllevaría una querella judicial inevitablemente. Son chismes que se cuentan como chistes, en corrillo y bajando la voz, con esa misma confidencialidad tóxica de La Regenta pero rematando el minirrelato con una grosería de las que hiperventilan las papadas de los señores y sonrojan a sus distinguidas señoras, de las que desconciertan a los abogados y a los ingenieros arrancándoles sin embargo una sonrisa; de las que encandilan a los camareros y de las que le encumbran ante los jubilados y muchos desempleados como la mejor versión posible de sí mismos. La leyenda callejera de Gabino le dibuja como un magistral inaccesible, que sin embargo apareciera de ciento viento por las verbenas levantando faldas y tupés.

Eso es lo que siempre quiso.

Todo quisque en Oviedo atesora un chascarrillo desopilante del exalcalde que se cuenta en voz baja

 

 

Nadie ha sabido interpretar Asturias como Gabino, un hombre atenazado en el fondo por el clasismo. El hijo de un portero que se pagó la carrera de Minas dando clases particulares, que ascendió en Ensidesa en tiempos del PSOE, que aceptó una candidatura de Alianza Popular que no quería nadie y que la burguesía rancia despreció, acabó convertido en el alcalde más votado de España. Y probablemente, en el más querido por muchos de sus vecinos. Los ricos se tuvieron que tragar su altanería y los pobres su ideología, asumiendo que Gabino era el campeón. En ese sentido, en ese clasismo vengativo propio de un folletín francés, se parece bastante a Miguel Ángel Revilla.

Gabino dimitió como delegado del Gobierno el pasado 22 de marzo. Un breve comunicado dirigido al aún presidente Mariano Rajoy puso fin a 35 años de biografía política. Se afilió a AP con 40 años y se jubiló con 75. Entre ambos cumpleaños, se convirtió en uno de los cuatro hombres que explican esta Asturias nuestra de hoy: Vicente Álvarez Areces, José Ángel Fernández Villa, Francisco Álvarez-Cascos y por supuesto, Gabino de Lorenzo, «el más listu de tos», según coinciden empresarios, abogados, camareros, pensionistas y parados cuando la figura del exalcalde aparece en la tertulia de barra.¿Por qué es el más listo? «Pues porque al final libró».

La expresión, igualmente popular, evidencia hasta qué punto las incansables denuncias de la oposición durante sus 20 años de Alcaldía, estériles desde el punto de vista judicial, calaron en los bares. Ese «Tira palante que libras», que hasta conoció un acrónimo (TPL) y que describía una forma de gestionar el erario, ha terminado siendo profético. Gabino se jubila sin ninguna denuncia o sombra investigadora siquiera, justo cuando su partido se anega en sentencias de corrupción y cuando muchos de sus bailíos (Agustín Iglesias Caunedo, Alberto Mortera, Agustín de Luis, Rodolfo Sánchez) desfilan por los juzgados por asuntos de putas, contratos y varios.

Eso igual ni siquiera él lo imaginó.

Tini, Villa, Cascos y Gabino explican Asturias porque durante los años ricos, durante las décadas de los noventa y los primeros dosmil, manejaron nuestro dinero. En Asturias, en Madrid y hasta en Bruselas. Cuando el dinero llegaba a espuertas de Europa, los bancos regalaban créditos, las leyes del suelo catalizaban la especulación y la Administración facilitaba la evasión de impuestos. Y cuando la Justicia archivaba casi cualquier denuncia si provenía de un partido político, so pena de ser acusada de «judicializar la política». Muchas de aquellas prevaricaciones sospechadas ante los tribunales hubieran sido aceptadas hoy, en una sociedad harta, y por ende concienciada, tras descubrir hasta dónde llegaba el mangoneo.

Esos cuatro hombres pergeñaron los principales negocios que decidirían nuestro futuro: la expansión de las ciudades, sus equipamientos, sus conexiones, las oportunidades de su industria en un mercado que se globalizaba. Entre los cuatro eligieron cómo se repartía el pastel, saltándose sus fidelidades de partido cuando fue necesario. No es ningún secreto, también lo sabemos todos. En 1987, el mismo Gabino avisó de que no venía «a hacer política». Y nunca la hizo.

 

SIN IDEOLOGÍA

Ya en el 87, Gabino apenas mencionaba a Alianza Popular en sus mítines. Su negación de la política significaba su renuncia a cualquier ideología, a los principios fundamentales en los que todavía andaban enfrentados los partidos después de 40 años sin poder opinar sobre cómo organizar la sociedad. Gabino, ingeniero manque iletrado, fue el primero en darse de cuenta de que aquella democracia donde los obreros empezaban a ganar dinero, y los jóvenes a desconocer a Franco, ya no requería apelar al pasado para mostrarse genuino, sino en proponer una prosperidad. La que fuera, y con quien fuera, y al coste que fuera. Gabino combatía contra Antonio Masip, socialista burgués, y también contra los buenos apellidos que financiaban AP.

El ciclo económico le acompañaba. Nada más ganar la Alcaldía en 1991, no tuvo ni que buscar dinero: Masip le dejó un superávit de 3.000 millones de pesetas. De hecho, le dejó planteadas las peatonalizaciones y la operación inmobiliaria de Cinturón Verde. Fue llegar y ponerse el casco para componer esa foto de Ramses II que iría afianzando en sus paseíllos públicos supervisando las vallas de una acera, un centro social o un palacio. Haciendo que en Oviedo sucedieran constantemente cosas, hasta el punto de que no importase cómo se financiaban.

 

TRES PATAS

La revolución del Gabinismo se asentó en tres patas: obras, privatizaciones y populismo. Las obras las delegó en dos sociedades instrumentales: Gesuosa y Cinturón Verde, dirigidas respectivamente por Luis Gómez, aka El Chino, y por Pedro Sánchez Arjona. Un hombre que venía del PSOE y otro del PP. Y dos hombres desparecidos a día de hoy de la vida pública. Gesuosa adjudicó la construcción de nuevos barrios: Las Campas, Colloto, Villafría, La Florida, etcétera. Cinturón Verde, el formidable suelo despejado por el tren en el centro de la ciudad.

Cinturón Verde manejó más de 150 millones de euros, junto a otros 50 cuando Gabino le encomendó la construcción de 11 aparcamientos subterráneos, la mitad de cuyas plazas todavía están sin vender. De Gesuosa nadie sabe cuánto dinero repartió, porque nunca hizo públicas sus facturas ni contrataciones, más allá de un simple balance anual que la mayoría absoluta del PP aprobaba en el Ayuntamiento.

La concejala de IU Asunción Rodríguez Lasa se llegó a encerrar una semana en el salón de plenos para que le enseñaran las facturas. Pero nada. Cuando al final la oposición logró atrapar algunas al vuelo, salieron menudencias como 1.500 millones de pesetas gastados en Protocolo en 1995. Algunos pocos ejemplos: 62.872 pesetas por dos cadenas de oro y nueve medallas, a nombre de Gabino de Lorenzo. 5.400 pesetas por el consumo de whisky en bares, a nombre de Gabino de Lorenzo. 46.274 pesetas por la compra de jamones a nombre del jefe de Protocolo.

Junto a Cascos, Areces y Villa, es uno de los cuatro hombres que explican esta Asturias de hoy

Esto lo publicó La Voz de Asturias. Es decir, se supo en su momento. Como que en 1996 se pagó una fabada para 2.380 personas para respaldar «la política fiscal» (o sea el catastrazo) del alcalde, o que en 1999 aparecieron 150 millones de pesetas en gastos electorales. Porque además se veía: ¿de dónde salieron tantas anécdotas sobre Gabino? Pues de toda la gente que recibió los jamones o que asistió a las francachelas del Fartódromo o que negoció recalificaciones o que se llevó un deuvedé con el ‘Antes y después’ de Oviedo para casa. Ahora que se ha jubilado el jefe, podemos hablar claro, ¿eh?.

En lo gordo, Gesuosa y Cinturón Verde propulsaron más de 20.000 viviendas, entre cuyas adjudicatarias se repetían media docena de firmas: Los Álamos, Fercavia, Sedes, Ceyd, Constructora Covadonga y Constructora Principado. Los precios de compra y alquiler se duplicaron. En 2011, justo antes de irse Gabino, el INE contabilizaba en Oviedo 18.500 viviendas vacías. Porque ahora ya sabemos que el negocio estaba en construir.

Gesuosa también adjudicó las privatizaciones más jugosas de una lista que incluyó hasta 25 servicios e instalaciones entregadas a un compendio de sociedades donde se repetían siglas o apellidos. Casi todas las tarifas de los servicios básicos (agua, luz, cementerio) subieron, mientras que se generó una red de centros privados sobre suelos públicos en cuyos precios el Ayuntamiento nunca intervenía.

 

SIN RENDIR CUENTAS

Los contratos, además, se concedían con un TPL exquisito. Gesuosa y Cinturón Verde no rendían cuentas a la Corporación y al ser sociedades mercantiles sorteaban muchas legislaciones. Troceaban contratos o los agrupaban en macrosubastas. El caso Meleiro llevó a juicio una presunta petición de mordida a un empresario para adjudicarle el plan de vivienda de Villafría. Manuel Meleiro atestiguó que además de la mordida tenía que falsear sobrecostes.

Porque en todas, en todas las actuaciones municipales durante 20 años, se registraron sobrecostes que siempre pagó el dinero público. En algunos casos, inverosímiles, como el centro ecuestre El Asturcón, presupuestado en 400 millones de pesetas y rematado por 4.000. Pero daba igual, como daba igual que el alcalde regentara una de la yeguadas más prósperas de España; o que uno de sus hijos entrase como deportista de élite en la Universidad por un deporte que no existía como tal tras no haber sacado el número clausus necesario.

Cuando el Ayuntamiento contrataba directamente, lo hacía con el mismo desparpajo. El Tribunal de Cuentas del Estado analizó la contabilidad municipal de 1995 y concluyó que muchos contratistas los elegía directamente el alcalde sin que estuviera facultado para ello y sin que mediara convocatoria («predeterminación del adjudicatario», denominaba al fenómeno). También cuestionaba el Tribunal algunas privatizaciones de las jugosas. Todo esto también se supo, claro. Pero como España iba viento en popa, nos daba igual.

La revolución del Gabinismo se asentó en tres patas: obras, privatizaciones y populismo

Es decir, que Gabino fue el más listo porque nosotros nos hicimos los tontos. Solo desde esa perspectiva se entiende que, un año después de inaugurar el Auditorio y Palacio de Congresos, que costó 21 millones de euros (tres de ellos en sobrecostes), a la ciudad le pareciera estupendo que el Ayuntamiento sacara un concurso para construir otro Palacio de Congresos en Buenavista junto con un Palacio de las Artes en la Estación de El Vasco (que nunca se hizo). Aquel concurso quedó desierto, hasta que una misteriosa empresa apareció en La Nueva España diciendo que si los aprovechamientos residenciales y comerciales fueran mejores hubiera optado a la construcción.

Gabino recalificó ambas parcelas ad hoc y se las entregó a Jovellanos XXI, detrás de la cual se encontraban, caramba, las familias Cosmen y Lago. El resultado de aquel despropósito ya lo conocemos, lo vemos todos los días en la ferralla y en la deuda de 18 millones derivada de la última resolución judicial. Como sabemos en qué ha acabado Villa Magdalena: 60 millones de euros.

Gabino transformó Oviedo, en efecto. En la década de los 90 lo peatonalizó, lo expandió, lo llenó de esculturas y de fuentes, plantó decenas de edificios supuestamente públicos y estableció una red de contratistas infalible. En los dosmil, para seguir adjudicando e inaugurando a cualquier precio, se embarcó en operaciones fallidas (los spa, los polideportivos arena, los aparcamientos, los palacios) que engrosaron una deuda multimillonaria que lastrará al Consistorio durante una generación. Y eso también lo fuimos sabiendo puntualmente.

Pero nos dio igual, porque nos encantaba su populismo de chistes gordos, como nos encantaba asistir a espichas por encima de nuestras posibilidades. Y porque Oviedo estaba muy guapu, hasta el punto de no interesarnos cómo se gestionaba el dinero de nuestros impuestos, de nuestras subvenciones, de nuestro suelo y de nuestro patrimonio. Había pasta y había que gastarla como fuera, a ser posible en ítems urbanos que nos hincharan de orgullo. ¿Cuántas veces se reasfaltaron las calles del centro en 20 años?

Lamentablemente, las baldosas duraron poco. Cuando Gabino se marchó a la Delegación de Gobierno, ya estaban todas rotas, como las farolas desfasadas en su absurdo gasto energético. El Calatrava está oxidado. El Auditorio cerrado. El Vasco abandonado. Las columnas de El Fontán, otra vez agrietadas. La Manjoya es un descampado de hormigón. Seguro que tú, lector, puedes completar la lista dando un paseo.

En realidad, ha sido Gabino quien se ha librado de nosotros. De momento.

 

 

También te puede interesar:

También podéis seguirnos en: 
Facebook: facebook.com/AtlanticaXXII/
Twitter: twitter.com/AtlanticaXXII
Telegram: t.me/atlanticaxxii
Instagram: instagram.com/atlanticaxxii

Y suscribiros a la edición en papel  a través del teléfono (637259964 o 984109610) o el correo (letrasatlanticas@gmail.com)

Continue Reading
Click to comment

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

Más en la categoría Slider

Último número

To Top